Mandíbulas de fósil de más de tres millones de años de antigüedad hablan de un pariente cercano de Lucy.
Hace más de tres millones de años, cuando recorría la sabana de la actual Etiopía, ?Lucy? pudo haberse encontrado con otros simios bípedos no muy diferentes de su propia especie, los Australopithecus afarensis, que de todas maneras eran un poquito extraños.
Representada por los maxilares de tres individuos, una especie recién identificada con el nombre de Australopithecus deyrimeda abona a la disolución de las pruebas de que no una, sino una serie de especies de homínidos poblaban el paisaje del este de África, ya antes de hace tres millones de años. Esto pudiera implicar que fueron capaces de forjar nichos separados en un entorno estable, basado en diferencias en la dieta, estrategias de recolección y otros comportamientos. (Lee: Arte primitivo)
?Aún no sabemos lo suficiente para decir algo sobre la naturaleza de la interacción o las diferencias ecológicas entre A. afarensis y A. deyiremeda?, admite Stephanie Melillo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. ?Tenemos que saber primero cómo distinguir las dos especies al margen de sus restos fósiles, y eso es de lo que se trata todo este trabajo?.
Reportados recientemente en Nature, los nuevos especímenes ?un fragmento de maxilar superior, dos mandíbulas inferiores y algunas otras fracciones? fueron encontradas en Burtele, en el llamado Triángulo de Afar, en Etiopía, a sólo un día a pie de Hadar, donde Lucy fue encontrada en 1974. Sedimentos que rodeaban los huesos fueron datados en 3.3 y 3.5 millones de años, época en que, se sabe bien, A afarensis habitó la región. Si bien las nuevas mandíbulas comparten algunas características con la especie de Lucy, difieren en otros aspectos. Algunos de los dientes tienen estructuras de raíz diferentes, y en general son más pequeños que los dientes de A. afarensis, un rasgo que podría indicar que hubo un cambio en la dieta.
?Los dientes más pequeños a menudo tienen que ver con una dieta más carnosa?, explica Fred Spoor, del University College de Londres y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva . ?Y los músculos de la masticación han migrado hacia adelante, lo que sugiere un tipo de redistribución de las fuerzas de masticación?.
El nombre de la especie, A. deyrimeda, se deriva de las palabras locales equivalentes a ?cercano? (Deyi) y ?pariente? (Remeda), indicando una estrecha relación de la especie con otros homínidos. Pero las similitudes sólo son hasta ahora.
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"Estamos convencidos de que es diferente de A. afarensis. Todas las evidencias ?publicadas y no publicadas? que tenemos de las localidades en Burtele apoyan nuestra conclusión?, dice el autor del estudio, Yohannes Haile-Selassie, del Museo de Historia Natural de Cleveland. El experto señala que mezclar los nuevos ejemplares con A. afarensis introduciría una cantidad extremadamente inusual de variaciones físicas en las especies existentes.
Aun así, ?las distinciones son muy, muy sutiles?, dice Bill Kimbel paleoantropólogo del Instituto de Orígenes Humanos. ?Creo que los autores han hecho un muy buen trabajo al analizar el material, pero creo que es una cuestión de criterio pensar si las diferencias llegan a ser a un nivel de especies?.
A. afarensis sigue siendo, por mucho, el homínido más sobresaliente en el registro de fósiles de África Oriental de hace tres o cuatro millones de años, un periodo conocido como el Plioceno Medio. Pero, en las últimas dos décadas, científicos han nombrado algunos más, incluidos Australopithecus Bahrelghazali de Chad, y Kenyanthropus platyops de Kenia. A. deyrimeda hace crecer la multitud.
?Ahora hay pruebas irrefutables que demuestran que varios homínidos existieron simultáneamente en África oriental durante el Plioceno Medio? escriben los autores.
De especial interés son algunos enigmáticos huesos de pie de un homínido recuperado en 2009, muy cerca de donde fue desenterrado A. deyiremeda. Los huesos dan la idea de una criatura con un pie flexible y un dedo gordo del pie capaz de agarrar objetos, similar a un todavía más primitivo homínido llamado Ardipithecus ramidus, datado en 4.4 millones de años.
Pero desconcertantemente, los huesos del pie en Burtele se remontan a tan sólo 3.4 millones de años: el mismo período de tiempo de A. deyiremeda. Es una combinación de proximidad en tiempo y espacio que no se puede pasar por alto, dice Kimbel.
?Averiguar si ese primitivo pie es o no de la misma criatura, como los claros dientes y las mandíbulas australopitecinos que están siendo descritos ahora es de suma importancia", dice Kimbel. "Esto significaría que se podía tener cabezas como de australopithecus con opciones de locomoción más diversas ?lo cual no es un cuadro que hayamos pintado hasta ahora?.