Con casi una década, la sonda espacial New Horizons se acerca al enigmático planeta enano. Lo que pueda hallar ahí tiene a todos en ascuas.
Era 1930, y Tombaugh había pasado casi un año buscando el mundo perdido con la ayuda de un instrumento llamado estereocomparador. Esta máquina ruidosa permite al observante saltar hacia adelante y atrás entre exposiciones prolongdas del cielo, que a menudo contienen cientos de miles de estrellas tomadas con varios días de diferencia. Cualquier cosa que haya viajado una distancia significativa durante ese tiempo -un planeta o un asteroide, por ejemplo- parecerá moverse cuando se alternan las imágenes.
La tarde del 18 de febrero de ese año, Tombaugh operaba el estereocomparador y entrecerraba los ojos ante miles de estrellas para evaluarlas una por una. De repente, en fotos tomadas con seis días de diferencia durante enero, detectó un punto de luz pequeñito que no se estaba quieto. En una imagen estaba a la izquierda de dos estrellas brillantes. En la siguiente ya había saltado varios milímetros a la derecha. Tombaugh alternó las imágenes y vió cómo el punto saltaba dentro y fuera de su posición original. Había encontrado el Planeta X.
Tras semanas de seguimiento, el Observatorio anunció el hallazgo de Tombaugh el 13 de marzo. Muy pronto, el Observatorio Lowell tuvo que resolver cómo llamar al planeta nuevo. Una niña británica de 11 años llamada Venetia Burney propuso por casualidad el nombre de ?Plutón? en honor del dios romano del inframundo. Parecía apropiadamente oscuro para un planeta en la oscura periferia, y seguía la convención de los nombres mitológicos. Así, el 1 de mayo, el Observatorio Lowell anunció que el Planeta X se llamaría Plutón.
Con el paso de los años, la masa estimada del planeta de Tombaugh disminuyó cada vez más, hasta que de plano se encogió tanto como para ser sacado del reino planetario y rebautizado como planeta enano en 2006. Hoy vamos hacia ese lugar. (Fotografías: Plutón a través del tiempo)
Pasaje peligroso
Lanzada desde Cabo Cañaveral, en Florida, la sonda espacial New Horizons de la NASA atravesó el sistema solar avanzando en promedio 1.6 millones de kilómetros al día. Llegó a Júpiter apenas un año después y utilizó la gravedad del planeta gigante como acelerador para ahorrarse casi cuatro años del tiempo total de viaje, aunque aún con eso, todavía le tomaría ocho años llegar a Plutón, que, en promedio, está 40 veces más lejos del Sol que la Tierra. Las temperaturas en Plutón pueden llegar a cerca de 240 grados Celsius bajo cero.
Las semanas que nos lleven al encuentro con Plutón, proyectado para el 14 de julio, van a estar marcdas por análisis acuciosos de las imágenes más nuevas de la sonda. Tal como lo hizo Tombaugh, el equipo buscará cualquier cosa que se mueva, pixeles reveladores que señalen una luna oculta que quizá esté soltando polvo.
Recomendamos: Nombres para las lunas de Plutón
Para conocer verdaderamente a Plutón debemos llegar ahí y ver ese mundo. Ha tardado 85 años, pero por fin vamos a conocer al pequeño y polémico planeta de Tombaugh y, de alguna manera, él también lo hará: a bordo de la New Horizons hay un pequeño frasco con cenizas de Tombaugh, un envío simbólico que volará cerca de Plutón y se enfilará hacia el cinturón de Kuiper, quizá en busca de otro mundo pequeño por explorar.
Encuentra más detalles en la edición de julio de la revista National Geographic en Español.