En el centro de una galaxia elíptica brillante yace el agujero negro más masivo que jamás se haya descubierto.
El Telescopio Espacial Hubble ha captado una imagen nueva e impresionante que podría ayudar a esclarecer uno de los grandes misterios del universo: los agujeros negros.
La fotografía muestra una esfera blanca brillante contra un fondo negro estrellado. Localizada en el Cúmulo de Coma, a unos 300 millones de años luz de la Tierra, la esfera es, en realidad, una vista muy lejana de la galaxia elíptica gigante NGC 4889. Y en el centro de esa galaxia yace un gigante dormido: un agujero negro supermasivo cuya masa equivale a 21 mil millones de veces la que tiene nuestro sol.
Podemos calcular el tamaño de un agujero negro por su horizonte de sucesos; es decir, la distancia entre el centro del agujero negro y el punto donde nada puede escapar a su atracción gravitatoria. Según la NASA, el horizonte de sucesos de este agujero negro gigante tiene un diámetro aproximado de 130 mil millones de kilómetros. Eso equivale a 15 veces el diámetro de la órbita de Neptuno alrededor del sol, y significa también que es mucho más grande que el agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea (se cree que nuestro agujero negro tiene cuatro millones de veces la masa del sol, con un horizonte de sucesos equivalente a un quinto de la órbita de Mercurio).
El agujero negro en el centro de NGC 4889 es uno de los más grandes jamás descubiertos, pero en este momento se encuentra dormido. La NASA informa que hay estrellas formándose en sus márgenes, y que parecen mantenerse estables.
Cuando el enorme agujero negro estaba activo, atrajo gas y polvo de una manera tan poderosa que calentó el material a millones de grados, ocasionando emisiones masivas de energía. Ese proceso se ha pausado por ahora, aunque podría reiniciarse en una época posterior.
No podemos ver los agujeros negros directamente, porque la luz no puede escapar a su increíble atracción gravitatoria. No obstante, los astrónomos pueden encontrarlos y medirlos basándose en la manera como afectan los objetos circundantes, como estrellas y nubes de gas. Al estudiar esas imágenes, los científicos pueden desentrañar los secretos más profundos del universo.
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