La flor brinda múltiples aportaciones en la cosmética, y su aroma actúa contra la tristeza.
Como la reina entre las flores ya había conquistado hace siglos el corazón de la gente: la rosa es considerada como la flor probablemente más bonita del mundo. Además, su uso en la cosmética tiene una larga historia. Ya en la antigüedad, las mujeres conocían el efecto cosmético de los pétalos de rosa y los agregaban al agua de baño.
«Actualmente hay un renacimiento de la rosa como factor cosmético», explica la esteticista alemana Birgit Huber. «El agua de rosas, por ejemplo, es un componente de muchos productos cosméticos». Los precursores de esta tendencia eran los fabricantes de productos cosméticos naturales. También empresas venden productos elaborados a base de rosas. Desde hace algún tiempo, también los fabricantes convencionales se han unido a esta tendencia: Dior, por ejemplo, ha desarrollado «Prestige» una línea que incorpora sustancias cosméticas de una rosa especialmente cultivada para tal uso.
La elaboración de estas sustancias activas no es nada fácil. La materia prima es el aceite de rosas. Para obtener un litro de aceite se necesitan unas cuatro toneladas de rosas. Y también la cosecha es una actividad bastante laboriosa: tradicionalmente, las rosas se recogen manualmente en las grandes zonas de cultivo, por ejemplo en Marruecos, Bulgaria y Turquía. Quienes participan en la cosecha disponen de un periodo limitado de solo 30 días al año.
Todos estos factores hacen que el aceite de rosas sea una de las materias primas más caras de la industria cosmética. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena: el aceite de rosas contiene más de 100 sustancias diferentes, entre ellas lípidos que protegen la piel de la deshidratación, así como ácidos grasos no saturados que suavizan la piel. «El aceite de rosas tiene varios efectos sobre la piel», explica la dermatóloga Uta Schlossberger. También fortalece los vasos sanguíneos. «Además, estimula el crecimiento de tejido nuevo y armoniza el relieve de la piel. El aceite de rosas también permite reducir el enrojecimiento y las inflamaciones de la piel.
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Otro producto que se obtiene de los pétalos es el agua de rosas, que se forma prácticamente como producto secundario durante la destilación del aceite de rosas. «El agua de rosas también se usa frecuentemente en los productos cosméticos», dice la dermatóloga. «Combate las bacterias y, por esta razón, muchas veces se usa como tonificador».
Aunque las ventajas cosméticas son muy grandes, también hay riesgos: «Al igual que casi cualquier producto natural, la rosa y los productos elaborados a base de esta flor pueden causar alergias», advierte el dermatólogo Heiko Grimme.
Aparte de las ventajas cosméticas de la rosa, no hay que olvidar su aroma: «Desde hace miles de años se sabe que el olor de la rosa tiene un efecto erotizante e incluso se dice que actúa contra la tristeza», dice Schlossberger. No es de extrañar que los perfumes de rosas siguen siendo de los más solicitados.