Lagos está poseída por el ánimo de ‘hagámonos ricos’ que ha hecho de la economía de Nigeria la más grande del continente.
Extracto de la edición de enero de la revista National Geographic en español.
Fotografías de Robin Hammond
En Lagos, el centro comercial de Nigeria, ?ser muy rico? se ha convertido en el lema de la ciudad. Hace poco, el país recalculó su producto interno bruto para tomar en cuenta sectores de la economía más grande del continente. Cerca de 15,700 millonarios y unos cuantos multimillonarios viven en Nigeria, más de 60% de ellos en Lagos.
Al igual que otras metrópolis, Lagos, enriquecida por el petróleo, ha nutrido durante mucho tiempo a una élite que ocasionalmente se incomoda por la miseria que envuelve la ciudad en su conjunto. Hoy día, la clase alta se expande y, a pesar de una desigualdad persistente en los ingresos, también la clase media.
Según una encuesta de 2013 de Ciuci Consulting, una compañía de estrategia y mercadotecnia en Lagos, el crecimiento de la clase media en Nigeria se debe a la expansión de los sectores de banca, telecomunicaciones y servicios, particularmente en Lagos. La clase media de Nigeria creció 480,000 en 1990 a 4.1 millones en 2014, lo que representa alrededor de 11% en propiedades.
Esta es una gran historia de éxito africana. Y qué encantador seria contar este cuento brillante y alentador mientras ignoramos por completo la saga oscura y desmoralizante de los terroristas grotescos de Nigeria. Sin embargo, Lagos no existe en un universo paralelo, al menos no más que el grupo islámico extremista Boko Haram. Ambos son nativos de Nigeria, una vasta nación del oeste de África llena de trabajadores tenaces, pero también de pobreza, desesperación y violencia.
En todo caso, el milagro de Lagos tiene que ver con una economía galopante, incluso cuando se ve frenada por la incompetencia federal que permite que el terrorismo prospere. Una ciudad menor estaría lisiada y, de alguna manera, Lagos lo está.