La factura de Florida está por vencerse, mientras los costos del cambio climático se acumulan en el mundo.
Extracto de la edición de febrero de la revista National Geographic en Español.
Fotografías de George Steinmetz
Frank Behrens, un carismático vendedor de una compañía de desarrollo holandesa que ve beneficios y no pérdidas en el cambio climático, apaga el motor de nuestro pequeño bote Hurricane de 6.5 metros de eslora. Vamos a la deriva por aguas salobres hacia el centro del lago Maule, de propiedad privada, en el norte de Miami Beach.
El lago, como muchos otros en Florida, empezó como una cantera de roca. Desde entonces ha servido como escenario de competencias náuticas, lugar para que naden manatíes y locación para programas televisivos.
Behrens promueve una ciudad flotante con 29 islas artificiales privadas, cada una con una elegante villa de cuatro recámaras, playa, piscina, palmeras y un muelle suficientemente largo para albergar un yate de 25 metros de eslora. El precio: 12.5 millones de dólares cada una.
Dutch Docklands, la compañía de Behrens, ha adquirido los derechos para el desarrollo del lago y publicita las islas como el antídoto del hombre rico al cambio climático. En cuanto a los riesgos por el aumento del nivel del mar, bueno, esa es la belleza de las casas flotantes. Las islas estarían ancladas al fondo del lago por medio de un anclaje telescópico similar al que permite que las plataformas petroleras flotantes resistan los huracanes más violentos.
El plan de la ciudad flotante forma parte de un frenético auge de la construcción, impulsado por sudamericanos y europeos ricos que compran en efectivo.
El proyecto holandés suena a un desarrollo más en la larga historia de desarrollos de locura de Florida. Pero su diseño, consiente del clima, lo coloca aparte de la mayoría de los rascacielos circundantes, que se edifican con poca consideración hacia el aumento en los niveles del mar que se pronostica, inundará con frecuencia el sur de Florida en las próximas décadas y sumergirá gran parte de ella hacia finales del siglo.