La isla recibe un creciente número de visitantes estadounidenses, tras el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
Paris Hilton ya ha estado, también célebres presentadores de la televisión estadounidense han aterrizado en Cuba para grabar sus programas. En la isla, hasta hace poco casi "territorio prohibido" para visitantes norteamericanos, muchos especulan incluso sobre el día en el que llegará John Kerry, el secretario de Estado del gobierno de Barack Obama.
Cuba se ha convertido en un país de moda para viajeros de Estados Unidos. "The New York Times" dio en cierta forma el pistoletazo de salida en enero, cuando colocó a la isla en el segundo lugar de sus 52 destinos recomendados para 2015, en línea con el histórico deshielo diplomático entre La Habana y Washington.
"Con las relaciones mejorando, la isla caribeña está al alcance", avisaba el influyente diario neoyorquino al tiempo que describía la "mística" del "bastión tropical del comunismo".
Desde entonces, varios políticos norteamericanos han visitado Cuba para tomar el pulso al acercamiento diplomático. También han pasado por La Habana visitantes como la multimillonaria Paris Hilton, que se tomó en febrero incluso una "selfie" al costado de un hijo del expresidente Fidel Castro, Fidel Castro Díaz-Balart, en el Festival del Habano. El célebre presentador Conan O’Brien grabó a comienzos de mes una entrega de su popular programa de variedades nocturno en Cuba y la cadena CNN emitió esta misma semana uno de sus informes económicos desde su oficina a orillas de la bahía de La Habana.
Pero es sobre todo en las calles cubanas donde se ven algunos frutos del acercamiento con Estados Unidos. La pintoresca y colorida capital cubana parece cada vez más poblada de visitantes del norte.
"Nunca había tenido la oportunidad de estar aquí, pese a que está muy cerca de nosotros", dice Rita Lawndes, una abogada jubilada de 65 años de Florida, sobre los poco más de 100 kilómetros que separan las costas de ese estado norteamericano de las de Cuba.
La isla "tiene una cultura vibrante", agrega sentada en un restaurante ubicado en la terraza del conocido hotel Ambos Mundos de La Habana Vieja, en el corazón de la ciudad. Rita viajó al país antillano con su esposo, John, de 84 años, que había podido visitar Cuba por primera vez en los 50, antes de la Revolución cubana.
"El problema es que el gobierno no nos dejaba venir", comenta John, que reconoció la ciudad de sus recuerdos. "Me preocupé un poco cuando se hizo el anuncio. Pensé ¡Oh, dios mío, todo va a estar lleno de gente ahora", bromea también Rita.
"Queríamos venir antes de que (Cuba) se abra del todo", explican por su parte Jackie y Barbara, dos estudiantes de 21 años de la universidad de Stanford en California.
"Es un lugar que mucha gente dice que está detenido en el tiempo", dice Barbara, de origen suizo, sobre las calles de La Habana pobladas de "almendrones", los viejos autos estadounidenses de los años 30 y 40, y la bella y maltratada arquitectura colonial de la ciudad.
Jackie, de Hong Kong, cuenta que ambas decidieron visitar Cuba antes del histórico anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas del 17 de diciembre y bromea que casi temían después que todo cambiara demasiado pronto en la isla.
"Sí, hemos tenido un incremento de turistas americanos a Cuba", cree Enedis Tamayo, una guía turística de la empresa estatal cubana Havanatour, que trabaja a menudo con grupos de visitantes estadounidenses. A falta de estadísticas definitivas, el aumento es por el momento sobre todo un asunto de percepciones.
Según las últimas cifras de la Oficina Nacional de Estadística e Información cubana (ONEI), en enero se registró un incremento de 16 por ciento de visitantes a la isla en relación con el mismo mes del año anterior.
Cuba reportó a finales de 2014 por primera vez la llegada de más de tres millones de turistas.
Los números no contemplan sin embargo a los estadounidenses, que siguen sin poder visitar oficialmente la isla para hacer turismo, debido a las restricciones del embargo que Washington impone a La Habana desde los años 60.
El gobierno de Obama aprobó en diciembre más flexibilizaciones para viajes a Cuba en 12 categorías ya permitidas desde hace unos años. Las visitas, para las que se necesita una aprobación de las autoridades norteamericanas, deben hacerse formalmente por motivos académicos o de estudios culturales, entre otros puntos.
Los estadounidenses de origen cubano pueden además hacer visitas familiares. The Havana Consulting Group, una firma de Miami especializada en el mercado cubano, consideraba a finales de 2014, tras el anuncio del deshielo diplomático, que el número de viajeros desde Florida a Cuba puede superar este año los 620,000, una cifra récord.
"Una vez que obtuvimos la licencia fue fácil", explica Jane Vermeulen, directora de viajes de la compañía Travcoa, de El Segundo en California, que aspira a ofrecer los mejores viajes de cuatro o cinco días a La Habana y a bellas ciudades coloniales como Trinidad y Cienfuegos, en el centro de la isla.
"Sólo hay que seguir el itinerario" aprobado, explica sobre los turistas a los que acompaña en Cuba y que visitaron una granja orgánica, además de la casa de un artista. Los grupos que Travcoa lleva a la isla desde hace tres años no superan las 18 personas.
En la isla, en todo caso, las preocupaciones giran ahora en torno a la posibilidad de que el país no esté preparado para recibir a tantos turistas.
"Creo que necesitamos todavía mucho más infraestructura, más rapidez en los servicios", considera la guía Tamayo. "Creo que no estamos listos todavía para recibir una ola de americanos, como nos gustaría", agrega, autocrítica. "Les faltan infraestructuras", la secunda Tim Parker, un ginecólogo de 55 años de Texas que viajó a la isla con su esposa, Linda, en el grupo de Travcoa.
Como fuera, muchos quieren estar preparados para mayores posibles cambios en el marco del acercamiento diplomático entre Washington y La Habana, que debe concluir pronto con la reapertura de embajadas. "Yo he retomado las clases de inglés, por si acaso", dice Frank Valdés, un taxista de 44 años en La Habana.
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