La cifra de personas en apuros no deja de crecer en Mallorca.
Sea en la playa o en bancos en los parques, en el puerto deportivo o cerca de los nuevos hoteles de lujo de Mallorca: cada vez hay más personas sin techo en la popular isla turística española.
"Mücke" (Mosquito) mira a su alrededor, parpadea a la luz del sol y luego dice resignado: "¡Ho! Cada semana hay más competencia". Con "competencia", este hombre de 58 años, originario de la región alemana de la Cuenca del Ruhr, alude a los otros mendigos, que en esta mañana de verano de repente vuelven a aparecer por todos lados en la Plaça d’Espanya, en el centro de Palma de Mallorca. Están sentados, deambulan, muchas veces tienden a los transeúntes un vaso de plástico, o simplemente una mano vacía para pedir limosna.
Pese al auge económico que está viviendo toda España según el gobierno en Madrid, la pobreza en Mallorca y en el resto de las islas baleares está aumentando, también a la sombra de los nuevos hoteles de lujo de cinco estrellas.
Según estimaciones de la Cruz Roja, tan solo en Palma de Mallorca el número de personas sin hogar se ha disparado desde algunas decenas en 2008, el primer año de la crisis, hasta al menos 1,100 en 2014.
"Hay que acabar con el prejuicio de que todos los indigentes sean alcohólicos o drogadictos", dice Tomeu Miralles. Como trabajador de las unidades de emergencia de la Cruz Roja, sabe muy bien de qué está hablando. Muchísimos son víctimas de la crisis, asegura.
Historias de fracaso
El "drama" de la pobreza, como escribió recientemente el periódico regional "Última Hora", no se circunscribe a los indigentes. "En el pasado vinieron aquí sobre todo lo que se llama existencias fracasadas y también muchos inmigrantes pobres de África o América Latina. Hoy, la mayoría de los que buscan ayuda son representantes de las clases medias venidos a menos socialmente", señala la presidenta de la organización de ayuda "Club Elsa", Rafi Córdoba, en entrevista.
El año pasado, "Club Elsa" ayudó a unos 3,600 indigentes, muchos de ellos personas con una buena formación, dándoles alimentos, ropa y medicinas, pero también pagando alquileres o facturas, dice Córdoba con orgullo. El valor de la ayuda ascendió a más de 85,000 euros (93,000 dólares). Además de "Club Elsa", en Palma hay otras muchas organizaciones de ayuda privadas y públicas. También hay numerosos comedores sociales. "Aun así, estamos totalmente rebasados. El número de personas en apuros no deja de crecer", lamenta Rafí Córdoba mientras ordena junto con sus compañeras de "Club Elsa", en su mayoría mayores que ella, prendas de vestir donadas.
La organización Cáritas presentó este verano un cuadro bastante preciso de la mala situación. En Mallorca, el problema de la pobreza "se ha hecho crónico como nunca antes", se queja esta organización humanitaria católica. Según Cáritas, el número de personas a las que prestó ayuda en 2014 se incrementó tan solo en Palma en un 26 por ciento respecto a 2013, hasta un total de 4,229.
Cáritas asegura que en las Islas Baleares más de 300,000 personas, es decir, casi un tercio de la población, están amenazadas por la pobreza y la marginación social. Esas personas ya no pueden pagar gastos corrientes de la vivienda como el alquiler, el agua o la electricidad. Según Cáritas, el 3.7 por ciento de todos los habitantes de las islas padece hambre.
Cáritas también ha constatado que aumenta cada vez más la cantidad de infraviviendas, pequeños y grandes barrios de miseria, como el campamento montado cerca del conservatorio, donde un grupo de polacos, en su mayoría antiguos obreros de la construcción, han establecido un hogar con colchones, mesas, sillas, tendederos y una maceta.
"El gobierno (conservador) en Madrid dice que la crisis ha sido superada. ¡Ni hablar!", afirma indignado el portavoz de Cáritas Llorenç Riera. Dice Riera que le "duele el alma" ver las largas colas en el puesto de distribución de pequeños bocadillos frente al Convento de los Capuchinos, cerca de la Plaça d’Espanya. Sin embargo, también hay cada vez más solidaridad a la que recurre la gente para intentar compensar los recortes sociales, subraya el portavoz.
También a "Mosquito" le gruñe con frecuencia el estómago. El hombre demacrado, un ex trabajador de una panadería que no pudo superar la separación de su novia, te mira a los ojos profundamente y dice: "Escucha: hace apenas un año encontré cubos de basura llenos de comida en buen estado. Esto ya se acabó debido a la competencia. Ahora tengo que vivir con lo que me den los transeúntes. Muchas veces, las pocas monedas solo alcanzan para comprarme una barra de pan".
Pocos indigentes aguantan mucho tiempo vivir en la calle y en algún momento mueren de inanición. Un caso grave se registró en 2013: el alemán Karl-Uwe K., de 56 años, vivía cerca de la localidad turística de Sóller, en el noroeste de la isla, en una alcantarilla donde fue atacado por ratas. Murió después en el hospital.
El nuevo gobierno de izquierda de las Baleares pretende asegurarles a los desempleados a partir de 2016 un ingreso mínimo de 500 euros mensuales (548 dólares). De ser necesario, introducirá una tasa turística para obtener los recursos que requiere ese proyecto. Los touroperadores y los hoteleros han puesto el grito en el cielo. Sin embargo, a la presidenta de Cáritas Mallorca, Margalida Riutort, le parece bien el plan gubernamental: "Aquí, como en casi ninguna otra región española, está aumentando la brecha entre pobres y ricos".