Detalles de la vida cotidiana de un antiguo pueblo costero romano han sido revelados
Si tuvieras que escudriñar entre cientos de costales con excremento humano, seguro no estarías tan contento, pondrías mueca de asco y te taparías la nariz. Resulta que un grupo de científicos en Italia están haciendo lo mismo, pero con gran beneplácito.
El inusual depósito en cuestión parece estar revelando nuevos detalles de la vida cotidiana del antiguo Imperio Romano.
Es cierto que, después de 2 mil años, las heces fecales «no resultan ni remotamente desagradables», revela el histoirador romano Andrew Wallace-Hadrill. «No tienen ya olor. Son como las compostas de tierra que se hacen en las casas.»
Diez toneladas de excremento y desperdicios han sido excavados de una sentina ubicada debajo de lo que alguna vez fue el pueblo de Herculaneum, cerca de Nápoles.
El depósito, con la más grande colección de desperdicios proveniente de la antigua Roma, según aseguran investigadores, data del año 79 de nuestra era. Ese año, una catastrófica erupción del Monte Vesubio enterró a Herculaneum, junto con su vecina Pompeya.
Joyería extraviada, monedas y piedras semipreciosas de una tienda de gemas, han sido econtradas, junto con objetos desechados de uso doméstico como lámparas y cerámica, aseguró Wallace-Hadrill, director del Herculaneum Conservation Project, una iniciativa de Packard Humanities Institute.
Además, en lo que fuera el distrito de comerciantes y artesanos de Herculaneum, se han encontrado evidencias del menú diario del romano de a pie que vivía en este pueblo costero. Esto, de acuerdo con los científicos abocados al proyecto, que contaron con la colaboración de la British School de Rome y de las autoridades arqueológicas de Nápoles y Pompeya.