Para el año 2048, quizá se agoten los alimentos provenientes del mar.
Para el año 2048, quizá se agoten los alimentos provenientes del mar
De acuerdo con un estudio, los pescados y mariscos podrían desaparecer para 2048. La pérdida de biodiversidad marina se acelera y 29 % de las especies marinas que los humanos consumen se ha colapsado. Si esta tendencia continúa, a largo plazo (30 años) habrá muy poca o ninguna comida proveniente del mar.
El acelerado ritmo con que se pierde la diversidad marítima pone en peligro los «servicios de los ecosistemas», de los que muchas poblaciones dependen para sobrevivir. Otro dato que se publicó en el estudio es que la pérdida de biodiversidad está estrechamente relacionada con la baja calidad del agua, el florecimiento de algas dañinas, la mortalidad de peces, zonas oceánicas muertas e inundaciones costeras.
«La biodiversidad es un recurso finito y nos vamos a quedar sin nada… si no cambia nada», dijo Boris Worm, profesor de biología y conservación marina en la Universidad de Dalhousie en Halifax, Canadá. Worm dirigió al equipo de científicos y economistas internacionales que examinaron el papel de la biodiversidad marina en los servicios del ecosistema.
La investigación fue publicada en la revista Science. «Las áreas manipuladas para mejorar la biodiversidad se lograron recuperar», comentó Worm, y sugirió la posibilidad de que la tendencia se pueda revertir si las personas actúan. «En las áreas marinas alrededor del mundo que protegemos, desde los trópicos hasta los ecosistemas templados, hemos visto un incremento en la diversidad de las especies, la productividad, la estabilidad y el ingreso económico de esos ecosistemas», afirmó.
Respuesta congruente
Worm y sus colegas examinaron el impacto que tendría la pérdida de especies a escala local, regional y global en varios ecosistemas. En todos los casos obtuvieron el mismo resultado: cuanto mayor es la pérdida de biodiversidad, mayor es el impacto en los servicios del ecosistema.
«Los ecosistemas que perdían especies eran siempre los más frágiles, más vulnerables, más propensos a sufrir un colapso total de la piscifactoría y mostraban un aumento de eventos tóxicos, como la mortalidad de peces y fenómenos parecidos», dijo Worm.
«En cambio, aquellos ecosistemas que todavía contaban con una cartera completa de especies, o que poseían una gran diversidad de especies, desde el principio fueron más fuertes y estuvieron mejor equipados ante las pruebas de cambio».
En una conferencia telefónica con National Geographic News, Worm agregó que sus colegas y él estaban «muy sorprendidos, hasta cierto punto conmocionados, por la coherencia del resultado». La estrecha conexión entre las comunidades oceánicas y sus hábitats podría explicar el porqué la diversidad de especies afecta a los suministros del ecosistema.
Y comparó la relación con un castillo de naipes, «quitas una especie o tipo de hábitat del sistema y todo se derrumba», agregó. Pero Donald Boesch, del Centro para la ciencia ambiental de la Universidad de Maryland en Cambridge, no está convencido.
En un artículo sobre el estudio publicado en la revista Science, señaló: «No es sustentable la teoría de que la pérdida de biodiversidad es el factor principal por la cual los suministros han decaído». Por ejemplo, el derrame excesivo de residuos de fertilizantes en la bahía de Chesapeake es probablemente la causa por la que bajara la calidad del agua en ese lugar, pero no la pérdida de biodiversidad, concluyó.
@@x@@Revertir la tendencia
Para un estudio tan negativo, es alentador descubrir que se pueden recuperar las áreas si se les maneja correctamente, dice Worm. «Sí es posible, no está fuera de nuestro alcance en absoluto», añadió. El estudio recomienda una administración del ecosistema que separe algunas zonas, prohibiéndolas por completo para cualquier actividad humana, y al mismo tiempo, que abra otras para ciertos usos, como recreación, investigación y pesca.
«Es lo mismo que hacemos en la tierra, y eso lo hemos hecho por mucho tiempo». Jane Lubchenco, bióloga marina en la Universidad de Oregon en Corvalis, elogió el estudio por presentar pruebas concluyentes en la tesis de que los ecosistemas se pueden recuperar si se toman las acciones apropiadas.
«La primera conclusión sobre la espiral descendente de biodiversidad sugiere que se necesita acelerar el ritmo de instauración de los mecanismos de recuperación», dijo y agregó, «pero por desgracia, sólo recomendar no hace que las cosas sucedan».
Sin embargo, el estudio señala varios desarrollos prometedores, donde se incluye un movimiento proactivo sobre las reservas marinas y áreas protegidas de la costa de California y la Gran Barrera de Corales (Great Barrier Reef) en Australia.
Lubchenco también promueve un tipo de administración de piscifactoría llamada «cuotas de pesca» (catch shares), en la cual los pesqueros comerciales tienen que mantener sanas las poblaciones de peces porque estas son las que conceden un porcentaje de la pesca total permitida.
Cuantos más peces estén disponibles, los pescadores obtienen una mayor comisión. «La idea es alinear los intereses de la pesca con la conservación, y así crear un incentivo para que los pescadores mantengan las reservas y tengan algo que pescar en el futuro», señaló. Personalmente, dice Worm, la gente necesita poner más atención en lo que come.
«Todas estas especies terminan en nuestros estómagos, así que, por supuesto, tenemos mucho control sobre lo que pescamos y cómo se pesca -y agregó-. Necesitamos estar informados para tomar decisiones sobre los peces que comemos».