La codorniz japonesa oculta sus huevos mediante el camuflaje
Desafortunadamente para la codorniz japonesa (Coturnix japonica), tanto ella como sus huevos son muy sabrosos. A diferencia de otras aves, es principalmente terrestre. Torpe y lenta en el aire, prefiere mantenerse en el suelo. No anida en los árboles, sino que deposita sus huevos en huecos en la tierra, al alcance de víboras, roedores e incluso humanos. Sin embargo, no es tan indefensa como parece. Ha adoptado una estrategia militar para asegurar la sobrevivencia de los suyos: el camuflaje.
Un estudio liderado por el investigador P. George Lovell de la Universidad de St. Andrews en Escocia reveló que las hembras depositan sus huevos donde saben estarán mejor disimulados. No hay dos iguales, sino que cada huevo tiene marcas y manchas únicas sobre un fondo que varía del amarillo pálido al beige.
Con esto en mente, las aves utilizan dos técnicas para engañar a la vista. La primera consiste en lograr que la superficie del huevo haga juego con el color del suelo en donde se depositará. La segunda, llamada coloración disruptiva, utiliza las manchas del huevo para romper ópticamente con las líneas que lo delimitan. De esta manera se confunde con el fondo.
Durante el experimento, se les ofreció a las codornices superficies de diferentes colores para desovar. Elegían aquellas que mejor coincidían con sus huevos. Esta revelación es un ejemplo más del poderoso instinto de preservación en las especies.