Los habitantes del Gran Nayar explican con arte su concepción del universo.
En flechas, jícaras, tablas de estambre y máscaras hechas por un chamán, se concentran las explicaciones de algunos pueblos sobre la vida. Tal es el caso de los habitantes del Gran Nayar.
La región el Gran Nayar comprende porciones de los estados de Nayarit, Jalisco, Durango y Zacatecas, y en ella conviven cuatro grupos indígenas: huicholes (wixaritari), coras (nayari), tepehuanes del sur (o´dam), y nahuas o mexicaneros.
Uno de los símbolos de esos pueblos es la cruz romboide que alude a la concepción que tienen del universo: dividido en cuatro partes, con un centro que simboliza el equilibrio entre el aspecto espiritual y material del mundo.
Los puntos cardinales refieren a la ubicación de su geografía sagrada, explica el antropólogo Johannes Neurath.
Autor de la nueva obra La vida de las imágenes. Arte Huichol, Neurath comenta que los huicholes no hacen arte en el sentido occidental, sino algo mucho más complejo que eso. Refiere que las imágenes no son simplemente imágenes, sino seres, dioses, ancestros que les exigen sacrificios y la participación en fiestas y rituales.
La vida de las imágenes. Arte huichol aborda dos objetos relevantes dentro de la vida ceremonial de los wixaritari: las flechas y las jícaras votivas que siempre forman pares; transportan la sangre de animales sacrificados a las moradas de las deidades.
Las figuras de estrellas, venados, vacas, plantas de maíz y seres humanos de ambos sexos, y demás aplicaciones en las jícaras, son oraciones o plegarias.
«La chaquira significa vida. Lo que se pide es, entonces vida (tukari) y salud, hijos, éxito en la cacería, buenas cosechas y dinero. Las pequeñas figuras humanas de cera remiten a los niños y los familiares, las plantitas de maíz a las cosechas. En el centro de cada jícara se encuentra un círculo que representa el iyari, «corazón», de objeto», explicó el autor de la obra.