Los especialistas en comportamiento canino pueden detectar el problema en el animal, y salvar a los amos de algunos problemas.
Algunos perros sólo pueden andar con correa porque, de lo contrario, salen corriendo. Otros estallan en ladridos de sólo oír el timbre de la casa. Son muchas las razones que llevan a los amos a recurrir desesperadamente a la ayuda de los psicólogos de mascotas. "Por lo general, suelen llamarnos cuando el problema se ha convertido en un tormento", comenta la especialista Janine Hagedorn.
Muchos pueden llevar a su mascota siempre consigo, pero para otros salir con el perro puede transformarse en una catástrofe. Si salen, lo dejan en casa, aunque el can ladra entonces tanto que los vecinos se quejan. ¿Qué hacer?
El psicólogo suele ir a domicilio, observar al perro y su hábitat. Corrobora que no tenga dolores, algo que bien podría ser motivo de agresión, e interroga a su dueño. ¿Desde cuándo ha notado este comportamiento extraño? ¿Ha ocurrido algo especial en ese momento?, ¿Desde hace cuánto vive el perro con usted?
El amo también es observado, y no sólo en relación directa con su mascota. "Los perros reflejan muchas cosas de las personas con las que conviven. Muchas veces sus dueños no son conscientes de cómo influyen en el animal", explica Hagedorn. A los perros, por ejemplo, les gustan las rutinas, y si su amo está estresado lo notan. Las separaciones también tienen un gran impacto en los canes: si falta un miembro de la familia, le cuesta comprender su alrededor.
Pero los inconvenientes también pueden comenzar a la hora de comprar un perro, por ejemplo, cuando su futuro dueño no se detiene a pensar si podrá corresponder a sus necesidades. A los perros de caza, por ejemplo, no les bastará con dar un paseo normal, y a los labradores, conocidos por no requerir mayores cuidados, les gusta ser mimados y tener actividad. "Una parte de ellos es genética, pero el contexto tiene una gran influencia", advierte la especialista.
Algunos comportamientos se remiten simplemente a lo que el perro ha aprendido. Eso es lo que sucede con el timbre. A los cachorros el sonido no les llama la atención, en cambio los perros adultos ya han aprendido que "cuando suena el timbre, pasa algo".
Las malas experiencias también tienen su impacto. Hay perros que se llevan bien con sus pares pero reaccionan de mal modo al toparse con determinadas razas, tamaños o colores por haber tenido algún encontronazo. Por ejemplo, si fueron mordidos por un pastor alemán, la raza deja de caerles bien. "Los perros suelen generalizar bastante", observa Hagedorn.
Una vez que el psicólogo detecta el origen del problema, diagrama una terapia definiendo los objetivos a corto y mediano plazo con los dueños. A partir de entonces trabaja en pequeños pasos para intentar cambiar el comportamiento del perro. Por ejemplo, si se trata de un perro al que no le gusta quedarse solo, deja la puerta de la casa abierta y repite el procedimiento hasta que el perro se aburre de verla abierta de par en par. Luego su amo puede salir brevemente y volver a entrar, para darle a entender a su mascota que cuando sale, vuelve enseguida.
Los especialistas aseguran que las terapias son productivas. Pueden llevar semanas o meses, dependiendo de los objetivos fijados y de lo arraigado que esté el problema.
El único inconveniente es hallar un buen terapeuta, ya que no se trata de una profesión que tenga reconocimiento oficial. "No existen ni instituciones públicas de formación ni planes de estudio", advierten quienes trabajan en el sector.
Fotogalería: Los perros en la historia