Un pez de arrecife coralino es la prueba.
Tal vez un banco de peces nos parezca un mar de caras idénticas, pero una nueva investigación afirma que, al menos una especie, no tiene dificultad para distinguir entre sus camaradas; incluso entre extraños.
Para el ojo humano, que no puede percibir la luz ultravioleta, la damisela de Ambon (Pomacentrus amboinensis) es un pez amarillo con algunas manchas.
Sin embargo, para la damisela, capaz de ver longitudes de onda ultravioleta, sus congéneres despliegan una compleja gama de patrones faciales específicos para cada individuo.
?La teoría es que dichos patrones permiten que los peces se comuniquen en secreto, sin llamar la atención de los depredadores, los cuales, como nosotros, no tienen visión UV?, dice la líder del experimento, Ulrike Siebeck, de la Universidad de Queensland, Australia. (Lee: Los peces que se iluminan solos)
Los científicos pudieron ver los patrones cuando visualizaron a los peces ?endémicos de los arrecifes coralinos del océano Pacífico- usando una cámara adaptada con un filtro que bloqueaba todas las longitudes de onda de la luz, excepto la ultravioleta.
En sus experimentos, Siebeck y sus colegas encontraron que las damiselas ?que miden 9 centímetros de largo- pueden discriminar rostros individuales de su misma especie y otra especie similar, la damisela limón. Y también determinaron que eran capaces de distinguir entre los diferentes individuos de su propia especie.
?Me sorprendió lo bien que estos peces podían discriminar los patrones faciales que, a mis ojos, eran casi idénticos?, dice Siebeck, quien presentó sus resultados preliminaresen la reciente conferencia Behaviour 2015, celebrada en Cairns, Australia.
Cara a cara
Para los experimentos, Siebeck y sus colegas entrenaron damiselas cautivas para que asociaran un patrón facial específico (por ejemplo, una franja en la frente) con una recompensa de comida.
?Muy pronto, los peces aprendieron a nadar hasta los objetivos recompensados que colocábamos dentro o detrás del acuario?, informa Siebeck. ?Al principio, usamos imágenes impresas o laminadas, pero hace poco comenzamos a presentar [los patrones faciales] en un monitor de computadora ubicado detrás del acuario?.
Después, el equipo puso a prueba la capacidad de reconocimiento facial presentando a los peces dos patrones: una cara conocida por la que eran recompensados y una cara nueva.
Resulta que los peces podían discriminar casi cualquier par de caras de peces que el equipo mostraba, sin importar que fueran de su propia especie o de damiselas limón.
Para aumentar el desafío de reconocimiento, el equipo transformó, o mezcló, dos o más fotografías de caras de peces para crear una serie de imágenes únicas que los sujetos de estudio nunca habían visto, y entonces repitió los mismos experimentos. De nueva cuenta, los peces identificaron las caras y superaron las pruebas sin la menor dificultad.
Fotografía: Ulrike Siebeck
Como las damiselas de Ambon son animales sociales que viven en grupos, el reconocimiento facial puede ayudarles a discriminar individuos y de esa manera, desarrollar y mantener vínculos.
Los investigadores sospechan que el patrón facial de un pez también podría contener información sobre su salud o estatus social, pero aún no han puesto a prueba esta teoría.
Cosas de peces y humanos
Jochen Zeil, biólogo de la Universidad Nacional Australiana en Canberra, dice que los experimentos son un ?ejemplo maravilloso? de la forma como los animales pueden reconocer ?y usar- patrones.
?Sabemos muy poco de la importancia de los patrones de color y brillo en el reconocimiento individual de los animales?, señala Zeil, quien no participó en la investigación.
?Hubo dos aspectos sorprendentes en este experimento: el hecho de que los patrones solo son evidentes con luz ultravioleta, y la respuesta de los peces al detalle fino de los patrones?.
Siebeck, líder del experimento, tampoco esperaba descubrir que la discriminación facial de los peces fuera tan parecida al reconocimiento facial de las personas, sobre todo porque los peces carecen de las estructuras del cerebro humano asociadas con esa destreza.
Por ejemplo, en el experimento del patrón facial transformado, el equipo halló evidencias de percepción categorial en los sujetos de estudio.
Eso significa que los peces podrían percibir diferencias en fotografías de aspecto similar, igual que hacen los humanos.
?Se piensa que la percepción categorial permite que los animales tomen decisiones rápidas sobre una imagen o un estímulo?, dice Siebeck.
?En su ambiente natural, esto sería vital para decidir si un animal que se aproxima es un depredador o un animal inofensivo?.
Se desconoce cómo es que las damiselas utilizan la percepción categorial, pues carecen de la estructura cerebral donde presuntamente se procesa.
Muchos peces tienen patrones faciales distintivos, especialmente bajo la luz UV, de modo que es probable que otras especies también puedan distinguirse entre sí, agrega Siebeck.
Tal vez eso significa que al fin podrán encontrar a Nemo.