Un ave puede volar más de 11 200 kilómetros sin detenerse a comer, beber o descansar.
Y tú pensabas que los paseos familiares en carretera eran pesados.
Muchas especies, desde mariposas hasta caribús, emprenden viajes increíblemente largos o difíciles.
Decidimos dar un vistazo a esas odiseas cuando nuestro lector Paul Anthony Kane preguntó: ?¿Cuáles son las migraciones más arduas??.
Es probable que las aves sean los migrantes más impresionantes, en términos de distancia y resistencia, dice Jamie Gillooly, biólogo de la Universidad de Florida.
Por ejemplo, para aligerar la carga, las aves costeras y las paseriformes reducen el tamaño de sus órganos digestivos antes y durante las migraciones, y vuelven a desarrollarlos una vez que terminan, explica Gillooly, quien hace poco coescribió un estudio sobre masa corporal y migración con Andrew Hein, de la Universidad de Princeton.
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Al vuelo
El trofeo para la migración más larga del mundo se lo lleva el diminuto charrán ártico, que vuela ?del Ártico al Antártico, ida y vuelta?, informa Gillooly.
En ese viaje redondo, el ave de 113 gramos recorre cerca de 71,000 kilómetros.
Hugh Dingle, autor de Migrations: The Biology of Life on the Move, agrega que los charranes incluso logran su hazaña en unos pocos días, aunque ?se detienen a comer en el camino?.
Así que, tratándose del vuelo sin escalas más impresionante, el ganador es la becasina de cola barrada o aguja colipinta. Gillooly dice que estas aves costeras, pequeñas y de pico largo, han sido rastreadas volando desde Nueva Zelanda hasta el norte de China, sin detenerse a comer, beber o descansar.
Una becasina de cola barrada recorrió 11,500 kilómetros en un vuelo sin escalas desde Alaska hasta Nueva Zelanda.
?La única vez que gastan mucha energía es en las calmas ecuatoriales?, región del Pacífico próxima al ecuador terrestre, donde casi no hay viento y el clima es imprevisible, agrega Dingle.
?De lo contrario, siguen los vientos y terminan en dos o tres días?.
Patas asombrosas
Las mariposas monarca tal vez sean las estrellas de las migraciones de insectos, pero Dingle cita al pulgón del maíz como el contendiente por el segundo lugar.
Aunque diminutos ?miden unos 2 milímetros de largo-, estos insectos viajan casi 1,000 kilómetros de Texas a Illinois en busca de comida, atraídos por el color amarillo claro de las plantas nuevas.
?Tienen que alcanzar un objetivo: las plantas de nuevo crecimiento?, explica Dingle.
Y los bichos compensan sus escasas probabilidades (son las presas favoritas de aves y otros animales) haciendo ?montones y montones de pulgones?, agrega.
Las migraciones de grandes mamíferos tampoco pueden pasar inadvertidas.
Los científicos descubrieron recientemente que los ciervos mulos migran unos 241 kilómetros a través de Wyoming, atravesando autopistas, cercas, y ríos.
Los caribús de las regiones árticas se trasladan todos los años de los bosques boreales a la tundra, de ida y vuelta, informa Dingle. Comparado con otras migraciones, este viaje no es muy largo (alrededor de 1,000 kilómetros), pero sí más difícil, porque caminar consume más energía que volar o nadar.
Después de todo, los animales ungulados no pueden remontar el viento.
Fin del juego
Según Dingle, cabe señalar que los humanos, probablemente, sobreestimamos las dificultades de las migraciones animales, pues la mayor parte de las especies está bien adaptada a su estilo de vida.
En realidad, para la mayoría de los animales, la parte más difícil de la vida es alcanzar la adultez, añade.
De modo que ?arduo? puede depender del ojo ?o la pezuña, el ala, o la aleta- del espectador.