Los grupos guerrilleros han optado por el ataque a ductos y camiones que transportan crudo, ocasionando graves derrames.
El tema del medio ambiente se convirtió en uno de los protagonistas del conflicto armado que azota a Colombia desde hace cinco décadas a raíz de la ofensiva lanzada en junio por la guerrilla de las FARC contra la infraestructura petrolera, que ha causado daños aún no cuantificados.
Si bien los colombianos han sido informados de cifras como los más de 220,000 muertos, cerca de 15,000 desaparecidos y casi cinco millones de desplazados por el conflicto armado, un cálculo de los daños ambientales aún está pendiente de realizarse en el marco del proceso de paz entre el gobierno y el grupo guerrillero, que empezó en Cuba en 2012.
Los ataques contra la industria petrolera por parte de grupos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) empezaron hace tres décadas, pero nunca como ahora se había visto una ofensiva tan violenta.
Las FARC, que acaban de anunciar un cese el fuego unilateral de un mes a partir del 20 de julio, levantaron a fines de mayo un alto el fuego que habían empezado en diciembre y de inmediato dirigieron sus ataques contra la red de oleoductos y camiones cisterna que transportan crudo.
El primer gran ataque ocurrió el 8 de junio, cuando guerrilleros obligaron a los choferes de 19 camiones cisterna a abrir las válvulas de los tanques. Unos 5,000 barriles de petróleo causaron daños a la fauna y la flora en un sector de la selva amazónica, en el departamento de Putumayo, fronterizo con Ecuador y Perú.
El ataque más grave tuvo lugar el 22 de junio tras un atentado con explosivos que rompió el oleoducto Trasandino, cerca del puerto de Tumaco, uno de los pueblos más pobres en la costa del océano Pacífico.
Más de 10,000 barriles de petróleo contaminaron entonces un arroyo, dos ríos y cerca de ocho kilómetros del litoral en el Pacífico.
Además del escenario dramático para los pescadores, cerca de 200,000 habitantes de Tumaco se quedaron sin agua potable por ese ataque, pues la mancha de petróleo, que alcanzó a tener 80 kilómetros de extensión, afectó su sistema de acueducto.
Según el exministro de Ambiente Manuel Rodríguez, el daño al medio ambiente se ha presentado desde el mismo comienzo del conflicto armado, aunque apenas ahora está llamando la atención en medio de las tensiones durante el proceso de paz.
Rodríguez argumenta que la confrontación no se ha presentado en las grandes urbes sino principalmente en el campo y la selva, donde se encuentran los mayores recursos hídricos, de fauna y flora.
"No hay nada revolucionario en contaminar ecosistemas", afirma el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, quien asegura que lo que ha ocurrido desde junio es el peor desastre ecológico de las últimas décadas en Colombia.
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Un estudio de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), que aglutina a las compañías privadas del sector, indica que los ataques guerrilleros han causado el derrame de 4.1 millones de barriles de crudo en los últimos 30 años.
Los daños provocados en ríos, cultivos, selvas y zonas forestales protegidas son incalculables y quizá una cifra que englobe la magnitud del problema nunca se conozca.
"Los grupos armados como las FARC y el ELN son quienes han causado el 90 por ciento de las tragedias ambientales. En lo corrido del año se han derramado más de 110,000 barriles de crudo en ríos, mares, pozos y quebradas (arroyos), producto de atentados y hurtos", dijo el presidente de la ACP, Francisco Lloreda.
El Consejo de Estado, máxima instancia de la justicia contenciosa administrativa, le pidió al gobierno que incluya con carácter de urgencia el tema de los daños ambientales en la agenda de negociaciones que discute con las FARC en La Habana.
En opinión del tribunal, los bienes ambientales "están protegidos convencional y constitucionalmente", por lo que los ataques son una "violación del artículo 55 del Convenio I de Ginebra, que regula los conflictos armados internacionales y establece que en la realización de la guerra se velará por la protección del medio ambiente natural contra daños extensos, duraderos y graves".
La agenda definida por el gobierno y las FARC toca el punto de la recuperación ambiental en las tierras donde han crecido cultivos de hoja de coca, aunque el ministro Vallejo considera que ese tema es transversal en toda la discusión para llegar a la paz.
"Todos los temas que se están acordando allí pasan por el territorio: tierras, cultivos ilícitos, reconversión del agro. El medio ambiente es transversal a lo que se está discutiendo", dijo Vallejo en una entrevista reciente.
El presidente Juan Manuel Santos califica de "irracionales" a las FARC por la actual ofensiva y también las llama "cínicas" por haber elogiado la primera encíclica del papa Francisco, centrada en el tema del medio ambiente.
El grupo guerrillero, a su vez, admite que ha ocasionado "daños no deseados" a la naturaleza con sus ataques, pero atribuye la responsabilidad al gobierno por negarse a aceptar una tregua bilateral propuesta desde el comienzo del proceso de paz.
La ofensiva guerrillera ha llevado al gobierno a advertir que el proceso de paz podría romperse y que esta sería la última oportunidad para acabar mediante el diálogo con el conflicto.
Por ahora los ataques guerrilleros contra la infraestructura petrolera no se detienen, mientras el país parece esperar con la respiración detenida el futuro de las conversaciones y manchas de petróleo siguen afectando a la naturaleza.