Un policía de la naturaleza sudafricano explica que todo lo que camina, repta o vuela tiene un precio.
Algunos aficionados coleccionan radios, otros prefieren muebles antiguos, estampillas, arte o recuerdos de la guerra. La lista de coleccionables es muy larga, pero no se limita a los objetos inanimados.
Serpientes enanas, lagartijas que parecen dragones, escarabajos alpinos endémicos, orquídeas: para el coleccionista de la vida silvestre, las curiosidades de los reinos animal y vegetal valen más que su peso en oro.
Un lugar repleto de rarezas naturales, singulares e irresistibles, es la montañosa Provincia Occidental del Cabo, Sudáfrica, un punto candente de biodiversidad mundial también llamado el Reino Floral del Cabo.
A principios de este año, un matrimonio español ?José María Aurell Cardona y María José González- fue arrestado en la Reserva Natural Knersvlakte, al norte de Ciudad del Cabo, en posesión de plantas suculentas sin tener los permisos relevantes. (Lee: Cactáceas de México, botín de extranjeros)
Más tarde, en la cabaña donde se hospedaba la pareja, las autoridades descubrieron 14 cajas que contenían más plantas. En total, tenían consigo 2,248 plantas que habían recogido por toda la Provincia del Cabo Norte, el sur de Namibia y la región norte de la Provincia Occidental del Cabo, con un valor aproximado de 100,000 dólares.
Los españoles llegaron a un acuerdo con la fiscalía y recibieron una condena de 12 años de cárcel, suspendida a solo cinco años y una multa adicional de 150,000 dólares, la sentencia más onerosa jamás dictada por un crimen de flora en la Provincia Occidental del Cabo.
En una entrevista en su despacho cerca de Ciudad del Cabo, Paul Gildenhuys, director de la Unidad de Crímenes de Biodiversidad de CapeNature, explicó que este caso apenas deja adivinar el enorme tráfico global de plantas y animales exóticos, y habló sobre los retos que enfrenta para combatir el problema del contrabando.
¿Qué es el crimen de biodiversidad?
Muchos creen que el crimen de biodiversidad solo se trata de elefantes y rinocerontes, pero implica también el tráfico de plantas y animales. Ese comercio representa miles de millones de dólares anuales, es la segunda industria ilegal más grande del mundo y puede involucrar cualquier cosa, desde carne y huesos de animales hasta plantas, insectos, reptiles, cuernos y por supuesto, marfil. (Video: Tras la huella de los traficantes de marfil)
¿Cuáles son algunas de las especies más pequeñas que buscan?
En esencia, hemos llegado al punto en que coleccionan cualquier cosa que camine, repte y vuele. Pero las especies más pequeñas son las más fáciles de contrabandear, así que son las primeras que capturan. No hay límite para lo que pueden llevarse. Algunas especies de reptiles sudafricanas ?como las serpientes enanas de Namaqua- son muy apreciadas por los coleccionistas.
En 2012, atrapamos a unos cazadores furtivos con un enorme botín de serpientes tigre, gecos, víboras de Berg, serpientes caseras y víboras de cuernos. Hace poco, detuvimos también a otro grupo con 88,000 flores protea.
Es fácil sacar del país tortugas, lagartijas, serpientes y plantas, metiéndolas en maletas o enviándolas por mensajería. Por ejemplo, los insectos caben en la maleta mientras tú, simplemente, caminas por el aeropuerto.
¿Insectos?
Los insectos son un gran negocio que genera millones de dólares al año. Los colofones, también llamados escarabajos ciervo del Cabo, solo viven en las montañas de la Provincia Occidental del Cabo y son muy codiciados por los coleccionistas, quienes están dispuestos a pagar mucho para tenerlos en sus colecciones.
En 2004, atrapamos a un grupo de expertos en escarabajos que llevaban 232 ejemplares de esa especie. Eran expertos mundiales y de hecho, habían escrito un libro sobre escarabajos de Europa y África del Norte. Incluso hay una especie con el nombre del grupo.
¿Quiénes son los cazadores furtivos y por qué lo hacen?
En términos generales, los ladrones de biodiversidad que hemos encontrado caen en tres categorías: científicos o investigadores; traficantes profesionales; y sindicatos.
Los científicos suelen ser individuos bien educados, bien equipados y con muchos recursos. Hablo de profesores y doctores de universidades certificadas que gozan de prestigio internacional por sus contribuciones a la conservación y luego, los atrapamos haciendo esto.
(Cazadores furtivos y coleccionistas de especies silvestres, de todo el mundo, acuden a Reino Floral del Cabo para robar sus plantas y animales raros).
Descubrimos a un doctor japonés, especialista en áloes enanos, robándolos en la Provincia Occidental del Cabo, y a otro doctor de Alemania que era un experto mundial en orquídeas.
Los traficantes mundiales de mascotas coleccionan para la venta. Es su trabajo de tiempo completo. Esos tipos son como aspiradoras. No importa si el reptil es grande o pequeño, lo capturan porque les dará buen dinero.
Viajan a sitios llenos de biodiversidad en todo el mundo, como Australia, Mauricio, Madagascar, Brasil e Indonesia. Casi siempre se quedan menos de diez días; entran y salen. Son contrabandistas internacionales. Es lo único que hacen.
Los operadores de sindicatos son como mulas de drogas. Les pagan una cantidad para venir aquí, cosechar y luego, salen del país. No tienen conocimientos especializados como los científicos y los coleccionistas. Y si los atrapan, los dejan a su suerte en el sistema legal.
¿A dónde llevan las plantas y los animales?
Los venden en mercados extranjeros; en Europa y Asia. Allí va la mayor parte de la mercancía, porque allí están los grandes compradores. Los cazadores furtivos venden plantas y animales en mercados especializados o los publican en línea, donde cualquiera tiene acceso. (Lee: El daño de los florecientes mercados de aves de Indonesia)
¿Qué más puede hacerse en el nivel internacional para detener el crimen de biodiversidad? ¿La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) colabora con tu trabajo?
Bueno, CITES solo regula la importación y exportación de vida silvestre entre países, así que no interviene directamente en el cumplimiento de las leyes de un país.
(En peligro de extinción, Hoodia gordonii ?aquí, en el Parque Nacional Tankwa Karoo de Sudáfrica- se utiliza como inhibidor del apetito en muchos productos para pérdida de peso. El corte ilegal y el contrabando de estas plantas está causando estragos en las poblaciones silvestres).
Por fortuna, algunas de las legislaciones provinciales de Sudáfrica establecen que si tienes en tu poder una especie que CITES clasifica como protegida o en peligro ?incluso si vienes de otro país trayendo contigo esa especie- y no tienes el permiso necesario, pueden presentarte cargos.
Es importante que otros países incluyan a CITES en sus legislaciones, para que el movimiento global para proteger la vida silvestre pueda aplicarse en todas partes.
¿Qué más puede hacerse para combatir el crimen de biodiversidad?
El tema del cumplimiento de la ley es como una ?carrera armada?. Los criminales desarrollan un método y las agencias de seguridad desarrollan un contra-método, y ese ciclo se perpetúa. Por desgracia, los criminales a menudo tienen acceso a recursos mucho mejores que las dependencias estatales, con fondos limitados.
Por consiguiente, las asociaciones son fundamentales para el éxito del cumplimiento de la ley. Sin nuestras asociaciones con la policía y la fiscalía, no tendríamos el éxito que hemos alcanzado.
Las asociaciones con ONGs y los medios también son esenciales para crear conciencia pública sobre el crimen de biodiversidad. Esa mayor conciencia conduce a más información y pistas sobre la actividad criminal.
Muchos de nuestros logros se debieron a miembros del público sensibilizados a la biodiversidad a través de nuestras operaciones e informes mediáticos.
Todo eso nos ayuda a llevar a los criminales ante la ley.