?Gusanos? que no lo son; pulpos súper maternales; y formaciones de lava colapsadas pueblan el fondo marino en las inmediaciones de las Galápagos.
Hace 40 años, agua hirviente, altísimas estructuras con forma de chimeneas y un zoológico de extraños seres impactaron a los investigadores que intentaban estudiar el fondo marino a 400 kilómetros al noreste de las Islas Galápagos, donde toparon con respiraderos hidrotermales que componían un mundo infernal completamente aislado de la luz solar.
El hallazgo puso de cabeza nuestra percepción de la vida en la Tierra, que hasta entonces se sustentaba en la suposición de que no podía haber vida sin los rayos del sol.
El explorador submarino Robert Ballard, era parte de la expedición original y hace poco volvió a la zona conocida como Galápagos Rift (o Falla de Galápagos) para estudiar sus cambios.
Los respiraderos hidrotermales son hábitats efímeros cuya energía depende del calor que subyace al manto terrestre. Nuevas erupciones pueden colapsarlos y el movimiento de las placas tectónicas puede arrastrarlos lejos de sus fuentes de calor.
En junio pasado, Ballard (explorador residente de National Geographic) y su equipo llegaron al Galápagos Rift y hallaron que nuevos flujos de lava habían destruido las chimeneas que estuvieron activas en la década de 1970. Sin embargo, nuevos respiraderos se habían abierto en las inmediaciones y especies antes solo vistas en otras partes del mundo, se encontraban dispersas en todas las áreas estudiadas.
Para ver lo que descubrieron, mira estas diez fotografías:
.