El entorno maya se transforma en una lujosa experiencia para descansar y consentir al viajero más exigente a través del contacto con la naturaleza.
El mundo maya se ha preservado a través de su cultura y tradiciones. Y proteger la naturaleza es ahora la nueva preocupación de los desarrollos turísticos de la región. Por ello, le dan su lugar y han abierto sus espacios a la conservación de los entornos naturales, su fauna, flora y, por supuesto, cultura. A esta lucha se une el hotel Fairmont Mayakoba, que se incorpora a esta alianza en favor del cuidado del patrimonio mundial; es famoso por tener una política ambiental marcada que ha llevado a la cadena a obtener certificaciones internacionales como los cinco diamantes de la AAA
Ubicado a 30 minutos del Aeropuerto de Cancún rumbo a Playa del Carmen, este complejo también incluye un campo de golf de 18 hoyos creado por Greg Norman. La arquitectura se combina perfectamente con el paisaje, las pequeñas casas de cuatro habitaciones están rodeadas de selva y por canales de agua. Desde los balcones se puede contemplar el campo de golf, los jardines, el mar y la laguna.
La amabilidad y calidez del personal hacen que el huésped se sienta no sólo especial y bienvenido, sino consentido. Como parte del confort, ofrece la posibilidad de moverte por las veredas en carros de golf eléctricos, disponer de bicicletas o incluso tomar unas pequeñas lanchas en los canales que te llevan a todos lados. Desde el vestíbulo hasta la playa hay que pasar por cinco albercas, una con tobogán y chapoteadero para los niños, otras con borde infinito y vista a la laguna. Además tiene cuatro restaurantes que ofrecen una diversidad de sabores y especialidades de la región para saciar a cualquiera.
En las rutas es posible cruzarse en el camino con diferentes especies de animales nativas, desde una amplia variedad de aves, así como distintos reptiles, iguanas hasta cocodrilos y peces que recorren armónicamente los canales y jardines del resort.
En las habitaciones, la calidez y confort es primordial, están estratégicamente ubicadas para lograr aprovechar al máximo la luz del día y ahorrar la energía eléctrica, como es el caso del aire acondicionado que se apaga automáticamente al abrir las puertas corredizas del balcón, algunas incluyen piscina propia.
Una característica que lo hace más especial es que aceptan mascotas. Existen habitaciones acondicionadas con camas para mascotas pequeñas (existe un máximo de peso y tamaño permitido) y, por supuesto, son atendidos como un huésped más.
Y si viajas en familia te sentirás como en casa, ya que el resort ofrece una gama de actividades para que cada quien se dedique a lo que más le guste. Si se trata de niños pequeños existen actividades recreativas y culturales a cargo del personal de la guardería con recorridos de aprendizaje sobre el medio ambiente y las especies naturales de la región, hasta proyectos artísticos en que desarrollan sus habilidades creativas. Mientras tanto, los adultos podrán consentirse en alguno de los exclusivos tratamientos de masajes en el Willow Stream Spa, donde utilizan ingredientes indígenas de la zona como baños con miel de abejas, chocolate, hierbas y aromas de la cultura maya antigua. La filosofía del spa está basada en los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra.
Los aficionados al golf gozarán un campo que integra la belleza natural de la región, la cual, además, propicia retos interesantes durante el juego: tiros complicados frente al mar, trampas de arena junto a un cenote natural, «chips» sencillos coronados por las zonas del manglar o «drives» sobre los canales, que en conjunto hacen que este campo haya sido considerado dentro del circuito de la PGA como sede oficial para sus torneos fuera de los Estados Unidos.
En pocas palabras: el resort Fairmont Mayakoba cumple los sueños del ecologista más radical sin descuidar su placentera y divertida estancia, así como los de todo aquel que se nombre un sibarita.