Recorrer el territorio mexicano desde el Océano Pacífico en crucero es la mejor manera de descubrir puertos y ciudades de mar.
Conocido desde antaño como el Mar del Sur, el Pacífico mexicano baña 7146 km de costas. Navegarlo ofrece una experiencia de viaje única debido a sus paisajes naturales que van desde playas tranquilas hasta rocosos acantilados.
POR LAS COSTAS DE GUERRERO: Los barcos zarpan con regularidad de Acapulco desde 1565. El puerto de pasajeros está justo al lado del Fuerte de San Diego, fortificación con forma de estrella que domina el puerto.
Justo 111 millas náuticas separan a Acapulco de Ixtapa-Zihuatanejo, una ciudad de construcciones bajas y grandes palmeras a lo largo de sus playas. Ixtapa es la parte turística donde la marina recibe a los grandes barcos y ofrece lugares tranquilos como Playa las Gatas.
POR LA COSTA GRANDE: De nuevo en el mar se aprecia la Costa Grande, una franja de playas vírgenes con palmeras cocoteras. Tras pasar el puerto industrial de Lázaro Cárdenas en Michoacán, se llega a Manzanillo. Bastan pocos minutos desde el puerto, por el malecón, para llegar al centro; aquí los negocios de artesanía y los restaurantes disputan los clientes.
Para seguir gozando del mar, la playa Olas altas es una de las mejores para surfear en México o rentar un yate para hacer pesca deportiva. Además, el Pacífico mexicano es de los pocos lugares en el mundo donde las ballenas siguen nadando.
JALISCO DESDE AFUERA: Puerto Vallarta es una ciudad construida para gozarse desde el mar, pues el viajero llega a estas tierras maravillado por el paisaje de altas montañas llenas de árboles. El malecón de Puerto Vallarta es lo primero que destaca, y podría estar entre los más hermosos del mundo; un corredor peatonal sin grandes hoteles oculta el mar y las playas llenas de esculturas. Vallarta es uno de los mejores destinos para comprar arte contemporáneo y artesanía fina.
UN MAR QUE NO TERMINA: El barco avanza y sus tripulantes seguimos descubriendo «la parte mojada»del mundo. Al desembarcar en Mazatlán los amantes de las playas toman una lancha a la Isla del venado, donde hay aguas cristalinas y de poco oleaje, muy similares a las del Caribe, con actividades como el kayak y el senderismo. Así surgen platillos como los camarones al aguachile y el pescado zarandeado.
Un suculento final feliz para un viaje qe amplía la idea que se tiene de México.