Aunque el proyecto registra problemas, para algunos es una idea perfecta.
La moda de las dos ruedas llegó a Madrid. Desde hace poco más de un mes, el centro de la capital española está salpicado de bicicletas blancas eléctricas que los más de 10,000 usuarios que tiene ya el servicio público pueden utilizar, previo pago.
El proyecto de BiciMad se echó a andar el 23 de junio ante una gran expectación aunque no sin críticas, debido a los numerosos problemas que registró -y todavía registra- en sus primeras semanas de vida.
«La opción de abono ocasional no está disponible temporalmente. Disculpen las molestias». Es el mensaje con el que se encuentran dos jóvenes turistas portugueses cuando tratan de obtener una tarjeta para el uso temporal de los velocípedos, una de las opciones previstas en el servicio.
«Es una pena», expresa uno de ellos mientras mira con envidia las bicis aparcadas en una de las 123 estaciones existentes, cercana a la céntrica plaza de la Puerta del Sol. «Me gusta la idea porque es una buena forma de conocer una ciudad», matiza.
A escasos metros, un técnico trabaja sobre la máquina que permite recargar las tarjetas, el llamado tótem. «Han intentado piratear el sistema y la opción de bono ocasional no está operativa», confirma, sin dar más explicaciones.
El arranque de BiciMad fue caótico. Tras una sonada inauguración, en la que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se paseó por las calles de la capital española en una de las bicis, la web que gestiona el servicio se cayó debido a la gran demanda que registró en los tres primeros días, más de 2,300 peticiones, según fuentes del ayuntamiento de Madrid.
«Tuve que intentarlo tres veces antes de conseguir la tarjeta anual», explica una joven mientras toma una bici. «Fue costoso pero ahora me encanta poder ir al trabajo pedaleando», asegura.
El fallo en la expedición de tarjetas ocasionales es la única incidencia que registra actualmente el sistema, según confirmaron fuentes del ayuntamiento de Madrid, impulsor de un servicio que ya existe desde hace tiempo en otras capitales europeas y en ciudades españolas como Barcelona o Sevilla.
«Vivimos en un cuarto piso sin ascensor y nos resultaba imposible tener dos bicicletas en casa. Ésta es la solución perfecta», explica Leonardo, un usuario de 30 años, mientras pedalea junto a su pareja.
En Madrid, una ciudad en la que viven más de 3 millones de personas y que ha intentado convertirse dos veces en ciudad olímpica en los últimos años, existen actualmente 321 kilómetros de vías ciclistas, según el ayuntamiento.
«Este dato no nos parece representativo de la cultura ciclista de una ciudad», advierten desde Pedalibre, asociación que promociona el uso de la bicicleta en Madrid. «El número de kilómetros no significa absolutamente nada porque muchas de estas vías son inútiles para el ciclista o son solo de uso recreativo».
Desde la Coordinadora en Defensa de la Bicicleta en España sostienen que BiciMad es positivo en la medida en que «promociona y normaliza» su uso. Desde Pedalibre van más allá y hablan de una ruptura de las «barreras psicológicas» en la utilización de la bici como medio de transporte en la ciudad.
Pero muchos usuarios piensan que Madrid no está preparada para el tránsito de bicicletas y que los conductores de vehículos a motor no están suficientemente concientizados.
«Dudo que sea una ciudad segura, hay mucho tráfico y me parece peligroso», explica Tatiana Nogueras, «entusiasta» de la bici, aunque crítica con la entrada en vigor de BiciMad. «Han empezado la casa por el tejado: ponen en marcha un servicio de bicis sin tener apenas carril bici», lamenta.
En algunas calles del centro de la ciudad existen los llamados «ciclocarriles», aquellos en los que la velocidad de los vehículos está limitada a 30 kilómetros por hora aunque sin dar prioridad a las bicicletas. «Buena parte de los conductores no lo respeta», se queja otra usuaria.
«No hay suficientes vías ciclistas y Madrid ha sufrido una etapa de promoción abusiva del uso del coche por la construcción de túneles y aparcamientos», denuncia Juan Merallo, portavoz de Pedalibre. Desde la asociación abogan por la restricción del tráfico rodado a motor en el centro de la ciudad y por una campaña de información y concienciación paralela a la puesta en marcha de BiciMad.
¿Qué hace falta para que España avance hacia los niveles de otros países como Holanda o Alemania? «Que las administraciones públicas apuesten por la bicicleta, especialmente en el ámbito estatal», especifica Merallo.