Una sala que busca maximizar la sensación de intimidad entre los intérpretes y su auditorio
Una bandada de pájaros se ha posado sobre el Parque de la Villette, al noreste de París y a un costado de la Ciudad de la Música, así luce la fachada de la nueva sala de conciertos de la Filarmónica de París. Sus suelos son ondulados, los palcos flotantes y el escenario está en el centro. Puede alojar hasta 2 mil 400 espectadores. Es parte de las nuevas propuestas del siglo XXI que privilegian la presencia del público en torno a la escena. Lejos ha quedado la disposición central conocida como caja de zapatos.
El propio Berlioz lamentó la falta de una sala de conciertos dignos de una nación moderna. Fue sólo en 1927, con la construcción de la Salle Pleyel, que este sueño se hizo realidad. A pesar de su renovación en el 2006, el edificio no pudo ser físicamente ampliado, faltaban más espacios para los ensayos.
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En el 2007 el arquitecto francés Jean Nouvel (Pritzker, 2008) ganó el concurso para diseñar el inmueble y en enero de 2015 fue inaugurado. La Filarmónica sugiere un amor por la armonía y Nouvel juega con armonías urbanas, por eso los pájaros en bandada. Si tienes poco o nulo conocimiento de la música clásica, no te preocupes, lograrás apreciarla en el área educativa que tiene como fin sensibilizar a las grandes audiencias.
El proyecto fue financiado por el gobierno francés, la ciudad de París y la Région Ile-de-France. Costó 387 millones de euros.
Aunque la Orquesta de París hará de este recinto su hogar, también se escuchará música de todos los géneros, incluidos el jazz y el flamenco; así como exposiciones. La primera está dedicada a David Bowie y estará abierta hasta el 31 de mayo. Le seguirá otra dedicada al compositor Pierre Boulez, uno de los grandes impulsores de este proyecto. Será la receta para atraer al público de todas las edades y afirmar su carácter homogéneo. ?Tendrá la vocación de convertirse en un Centro Pompidou de la música?, afirma el presidente de la Filarmónica, Laurent Bayle.
Las nuevas salas de conciertos están recuperando su gloria pasada para crear esa experiencia única, no sólo un deleite en la música, sino también como un placer visual y sensorial.
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