España tiene unos 4.900 kilómetros de costa. En muchas partes está obstruida por edificios, pero aun así se pueden descubrir en caminatas a lo largo de la línea costera playas vacías de ensueño y magníficos parques naturales.
España tiene unos 4,900 kilómetros de costa, y aunque en muchas partes está obstruida por edificios, se pueden descubrir en caminatas a lo largo de la línea costera, playas vacías de ensueño y magníficos parques naturales.
Algunos lugares son fascinantes, por ejemplo el Geoparque de la Costa Vasca, en la costa atlántica de Guipúzcoa, en el norte de España. Allí discurre entre las localidades de Zumaia y Deba la Ruta del Flysch, que tiene una extensión de 14 kilómetros.
La playa de Itzurun está rodeada a ambos lados por empinados acantilados. Desde la pequeña capilla de San Telmo, que se alza a gran altura sobre la playa, Asier Hilario lleva a los turistas por un sendero vertiginoso hacia la cima de la angosta lengua de tierra donde el acantilado cae verticalmente al mar.
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Incluso los legos se dan cuenta a primera vista de que los surcos de forma laminar en las rocas deben de ser algo muy especial. Tienen el aspecto de placas rocosas claramente separadas entre ellas que caen diagonalmente. "Cada placa representa unos 10,000 años de antigüedad", asegura Asier.
Un flysch es una especie de alternancia rítmica de sedimentos marinos de rocas arcillosas y arenisca gruesa que nacen durante la formación de las cordilleras. La serie de flysch en el Geoparque de la Costa Vasca no es la única en el mundo pero en pocos lugares la serie está tan completa. Asier compara la costa con un libro hecho de piedra. "Aquí puedes leer la historia de la Tierra; cada capa representa una página de este libro".
El guía del Geoparque lleva al grupo hacia abajo a una grieta en la roca. A casi nadie le hubiese llamado la atención la línea de color verde marrón que atraviesa la roca. Tiene un grosor de solo un centímetro. "Sin embargo, es muy importante para la historia de la Tierra y la investigación climatológica. Incluso nos cuenta la historia de la extinción de los dinosaurios", dice Asier.
La línea ayudó a investigadores como el holandés Jan Smit a demostrar que un gigantesco asteroide impactó hace 65 millones de años en el manto terrestre en lo que hoy es el Golfo de México. La fuerza de la explosión fue equivalente a la de 100 bombas atómicas. El impacto fue tan fuerte que los sedimentos removidos llegaron a depositarse aquí, en el País Vasco.
El camino llega una y otra vez al agua. Huele a algas, sal y mariscos. Después, el camino vuelve a subir de forma empinada pasando por praderas y bosques de eucaliptos. Desde Portutxiki y Mendatagaina se le ofrecen al visitante vistas panorámicas impresionantes de la "Costa de los Geólogos".
Menos importante desde el punto de vista geológico pero no por ello menos espectacular es la Ruta de los Bufones en la cercana región de Asturias: con un fuerte estallido y sin aviso previo, el agua sale disparada de una grieta en los acantilados hasta una altura de varios metros. El sendero de 25 kilómetros entre la playa de Cobijeru y Llanes pasa una y otra vez por acantilados rocosos. En Arenillas, el efecto sorpresa es especialmente grande.
Los "bufones" de la Costa Verde, parecidos a géiseres, inevitablemente recuerdan a Islandia y al paisaje de ensueño de musgo y hierba en la costa de Irlanda. El litoral entre Pendueles con su iglesia gótica y la localidad costera de Llanes impresiona por sus vistas panorámicas de la costa con sus acantilados. Entre los acantilados y los islotes rocosos hay playas de arena blanca como Ballota y Andrín que invitan a un baño resfrescante en el Atlántico.
Al otro extremo de la Península Ibérica, en el parque natural Cabo de Gata, en Andalucía, los caminantes pueden seguir en la costa las huellas de películas famosas. Difícilmente puede ser mayor el contraste entre este paisaje y el norte verde de España: dunas, estepas, campos de cactus, minas de oro desmoronadas, desiertos. Sergio Leone rodó aquí sus "spaghetti western". Sean Connery viajó como James Bond por el semidesierto de Almería en "Nunca digas nunca jamás" y Arnold Schwarzenegger luchó en la playa de Mónsul como "Conan el Bárbaro".
Un sendero costero de 17 kilómetros va de San José al faro de Cabo de Gata, pasando por los antiguos escenarios cinematográficos y playas de ensueño como el Barronal, Los Genoveses y Media Luna. El paisaje detrás del sendero es árido y la caminata es dura, no solo por el intenso calor, sino también porque hay que caminar una y otra vez a paso cargado por la arena profunda de las calas solitarias para luego subir nuevamente a los acantilados.
En el Parque Nacional Breña y Marismas del Barbate, las vistas panorámicas de las montañas del Rif en Marruecos, al otro lado del Estrecho de Gibraltar, son impresionantes. El camino costero entre Barbate y Caños de Meca pasa por playas de arena blanca y verdes pinares. El Atlántico resplandece con un color turquesa bajo el sol. En el aire flota un perfume embriagador.
A través de los árboles se puede ver desde lejos el faro de Trafalgar, donde los británicos derrotaron en 1805 a la Armada española en la famosa batalla naval. La victoria allanó el camino a la derrota de Napoleón y al dominio británico de los mares. Después de la caminata, en Caños de Meca puede disfrutarse de la vista de esta localidad histórica con una cerveza fría y un plato de atún recién capturado.
Información
Cómo llegar: En avión a Oviedo para seguir la Ruta de los Bufones o a Bilbao para seguir la Ruta del Flysch. A Cabo de Gata se puede llegar vía Almería. Barbate está situada a unos dos horas de Málaga o Sevilla.
Cuándo viajar: Se puede caminar durante todo el año por los senderos costeros. Sin embargo, en verano puede hacer mucho calor. Las mejores épocas son la primavera y el otoño.
Alojamiento: En Zumaia y San Sebastián (Ruta del Flysch) hay hoteles de todas las categorías. También hay muchas formas diferentes de alojamiento en Llanes (Ruta de los Bufones), San José (Cabo de Gata) y Barbate, así como en Caños de Meca (Parque Natural Breña y Marismas del Barbate).