A inicios de año, el país era de los destinos predilectos.
Incluso un turista que no se interese por la política se habrá enterado: a Grecia no le va bien; el país heleno está amenazado por la bancarrota. ¿Va a abandonar Grecia realmente la eurozona? ¿Vuelve el dracma, la antigua moneda griega? Nadie puede responder seriamente a estas preguntas en este momento. Sin embargo, en caso de producirse efectivamente el temido "Grexit", las consecuencias no serán dramáticas para el turista que este verano pase sus vacaciones "todo incluido" en el país mediterráneo. Aquellos turistas que han reservado su viaje con un touroperador no deben temer consecuencias, asegura el experto alemán en turismo Volker Böttcher. "No habrá desventajas para los turistas", insiste. Los vuelos y los hoteles ya han sido pagados en euros. Por tanto, los turistas pueden tener la certeza de que les prestarán los servicios contratados.
Tampoco los grandes touroperadores están inquietos. "No habrá consecuencias para los contratos de viaje y las vacaciones en este año", sostiene Chistian Schmicke, portavoz del touroperador alemán Thomas Cook. "Los servicios contratados con los hoteleros griegos ya se cerraron hace algún tiempo. Los precios no pueden cambiar". Lo mismo vale para los vuelos o los traslados en autobuses. Sin embargo, la situación es diferente para los turistas individuales que reservan por su propia cuenta los vuelos y los hoteles. ¿Van a tener que pagar una noche en el hotel con dracmas? "Nadie sabe lo que va a pasar concretamente", dice Böttcher. Sin embargo, este experto prevé que durante una fase transitoria se acepte de forma paralela el euro y el dracma: "No sería realista que los turistas de repente no pudieran pagar nada con sus euros". Este es también el escenario que prevé el touroperador Thomas Cook: "Incluso en el caso de que Grecia vuelva a introducir el dracma como moneda paralela, los turistas al principio probablemente podrán seguir pagando con euros si quieren, opina Christian Schmicke.
De hecho, a los turistas extranjeros les beneficiaría un cambio de moneda, porque el nuevo dracma griego probablemente se devaluaría en relación con el euro, es decir que aumentaría el poder adquisitivo del euro. "Si los turistas en Grecia cambian sus euros por dracmas para pagar con esta moneda, propablemente tendrían que gastar menos dinero", explica el portavoz de Thomas Cook.
Sin embargo, es dudoso que un dracma más barato impulse el turismo en Grecia. Böttcher vaticina más bien lo contrario, ya que en estos momentos existe una situación de gran incertidumbre en Grecia, lo que está reñido con el deseo de pasar unas vacaciones libres de estrés en ese país. "Probablemente, muchos turistas elegirán otros destinos para las vacaciones de verano, por ejemplo Turquía". Sin embargo, mucha gente ya ha reservado sus vacaciones en Grecia, país que a principios de año todavía era uno de los grandes favoritos entre los destinos del turismo europeo para este verano.
El hecho de que la disputa política sobre una eventual bancarrota del Estado no sea precisamente una buena propaganda para Grecia lo sabe muy bien Andreas Andreadis, presidente de la Asociación de Empresas Turísticas de Grecia (Sete). En un tuit escribió esta semana que una salida de su país del euro sería "una locura total".