La peligrosa tendencia del «rooftopping».
Sus piernas se balancean a una altura vertiginosa sobre el borde del tejado. Abajo se extienden las luces de Times Square en Nueva York. Edward, alias Wanted Visual, es un "rooftopper", una persona que escala rascacielos de forma ilegal y sin medidas de seguridad y que difunde sus espectaculares fotos y videos por Internet.
Se trata de una peligrosa tendencia que va desde Nueva York hasta Hong Kong, pasando por Toronto, Londres y Moscú, y que para algunos ya ha acabado de forma mortal. La inyección de adrenalina y el amor por la fotografía son los principales motivos que llevan a la mayoría de los "rooftoppers" a arriesgar sus vidas.
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«Es peligroso y totalmente ilegal», cuenta Edward R., que como la mayoría de los «rooftoppers» trabaja bajo seudónimo ya que se trata de un pasatiempo prohibido. «Te puede atrapar la policía. Y si no sabes lo que haces o no eres lo suficientemente cuidadoso, puedes herirte gravemente o incluso morir.»
Han sido sobre todo las plataformas de Internet Instagram y YouTube las que han impulsado esta tendencia en los últimos años. Los "rooftoppers" más conocidos tienen miles de seguidores en Instagram. Viajan por todo el mundo siempre a la búsqueda de nuevos rascacielos y desafíos. Muchos de ellos se consideran tanto fotógrafos como deportistas extremos.
"No todo el mundo puede hacerlo", explica Edward. "Muchos tienen miedo a las alturas, otros no están lo suficientemente en forma como para trepar y escalar montones de plantas, otros tendrían demasiado miedo a ser atrapados."
James McNally, alias jamakiss, encuentra siempre nuevos caminos para lograr acceder a los rascacielos de la ciudad de Nueva York. En Midtown se viste como un banquero, en otros edificios se pone un casco de obrero para mezclarse entre la multitud como un supuesto trabajador. "Siempre quiero probar cosas que me den miedo o respeto", cuenta. Para este "rooftopper" de 34 años, Nueva York es, con sus numerosos rascacielos y su variada arquitectura, el lugar perfecto para practicar su "deporte". McNally calcula que ya ha estado en 80 edificios de la ciudad. Entre ellos, algunos tan icónicos como el Woolworth Building o el One57.
Generalmente, los "rooftoppers" van a los rascacielos por la noche, por lo que a menudo tienen que subir 70 plantas a pie y pasar desapercibidos para el personal de vigilancia y las cámaras de seguridad en los ascensores. Durante un viaje a Hong Kong, McNally fue detenido mientras trepaba por un rascacielos y tuvo que pasar cuatro días en prisión. Lejos de sentirse intimidado por este hecho, dice: "En cuanto pueda volver a entrar en Hong Kong, quiero escalar aún más edificios allí."
El ucraniano Vitaly Raskalov y el ruso Vadim Makhorob de "On the Roofs" son considerados los pioneros de esta peligrosa tendencia. Ambos jóvenes ya se han subido a los tejados de la catedral de Colonia, a la pirámide de Keops y a las Shanghai Towers. Entre los "rooftoppers" más conocidos del mundo están Ivan Kuznetsov, alias Beerkus de Moscú, Roof Topper de Toronto y MustangWanted de Kiev.
Sin embargo, también hay voces críticas. Neil Ta, un fotógrafo de Toronto que fue "rooftopper" durante varios años, se ha convertido con el tiempo en uno de sus mayores detractores. "El peligro vende", dice, y ve en esta tendencia una "adicción a una mayor atención". Ta critica que "dejar balancear los pies sobre el abismo y hacer fotos de ‘estoy en peligro’ son sólo un mero grito para captar la atención".
Según él, "las fotos son muy superficiales y apenas tienen sustancia". Para la mayoría de "rooftoppers" sólo se trata de una competición por ver quién consigue la imagen más vertiginosa, por lo que el arte de la fotografía se queda en un segundo plano.
Esta ilegal y peligrosa tendencia a menudo tiene un alto precio: la noche de fin de año, un "rooftopper" veinteañero cayó al vacío desde la planta 52 de un hotel de Nueva York. Había trepado hasta el tejado con un amigo para realizar unas panorámicas nocturnas de la ciudad.