Descenso en río, más que adrenalina. Vive una experiencia extrema en la naturaleza.
¿Y puedo llevar mis lentes?", fue lo primero que pregunté cuando me invitaron a hacer rafting en el río Pescados en Veracruz. "Sí, claro". Esa respuesta bastó para que aceptara. No soy nadie sin mis lentes, y la posibilidad de subirme a una balsa y empezar a remar con mis gafas bien puestas me dejaba tranquila. Sumado a que, por fortuna, nos acompañaría el equipo mexicano de rafting que participó en el Campeonato Mundial, celebrado en el año pasado en Corea.
Mi primera experiencia sería con verdaderos profesionales. Sí, estaba temerosa, sobre todo al escuchar la introducción: que si remas así; que, si hay peligro, al centro y agachado; que si hay que remar en reversa, pero una vez en mi balsa, con mis compañeros de equipo y con la vestimenta adecuada, la adrenalina me hizo olvidar cualquier miedo.
Si hubiera sabido que era tan divertido, intenso, ejercitante, me hubiera lanzado antes. Sobre todo porque el rafting también es un pretexto para viajar (¡hay tantos lugares!), departir con los amigos y estar de lleno en la naturaleza (sobre todo si decides acampar), y de la limpieza psicológica y cura contra el estrés, ni qué hablar: no hay problema que un río turbulento no pueda llevarse.
Su nombre es sólo una descripción de la misma actividad: recorrer el cauce del río en la dirección de la corriente, o sea río abajo, en una balsa, canoa o kayak especiales para esta actividad. Pero la experiencia es más enriquecedora de lo que aparentemente ofrece. No se trata sólo de emoción sino de sentirse parte integral de la naturaleza.
Más que una adicción
"Empecé por invitación de amigos que llevan años haciendo rafting. Lo que me gusta es que se trata de una actividad que implica cierto riesgo, pero controlado, y porque es algo que funciona en grupo, para hacerlo bien hay que estar en común acuerdo, cada quien tiene una función y es muy divertido, sobre todo porque después de navegar un buen rato en río casi siempre llegas a donde se come delicioso, te echas tus chelas y comentas lo que pasó durante el día. Hay lugares donde puedes estar remando casi todo el tiempo durante seis o siete horas y se siente mucha adrenalina. Es importante controlar el rumbo, y claro, disfrutar los paisajes.
La temporada es la misma de las lluvias, más o menos de junio a octubre. Aunque la mayoría de las compañías que te llevan todo incluido lo hacen todo el año, si vas en febrero no te divertirás tanto porque los ríos están muy bajos. Como me clavé en serio, me junté con mis amigos y entre cuatro parejas compramos una balsa profesional para seis personas, y nos vamos turnando.
Rápida clasificación de los rápidos
Existe un parámetro internacional que clasifica a los ríos según su grado de dificultad al navegarlos:
Aguas planas
Como su nombre lo indica estas aguas casi carecen de remolinos, huecos y olas y se dividen a su vez en:
Clase I: Aguas con olas pequeñas. Fáciles de navegar.
Clase II: Aguas poco turbulentas con huecos y olas de no más de 25 centímetros, así como remolinos pequeños sin peligro para un nadador.
Aguas bravas
Clase III: Intermedio. Aguas turbulentas con huecos y olas medianas de no más de un metro, remolinos de cuidado para un nadador y de consideración para una embarcación. La navegación requiere buena técnica y conocimiento del río.
Clase IV: Difícil. Aguas blancas muy turbulentas pero predecibles. Huecos y olas de hasta dos metros, remolinos considerables para una embarcación. Pueden existir cascadas pronunciadas. Se necesita muy buena técnica y conocimiento del río. Existen pasos estrechos que requieren maniobras técnicas complicadas.
Clase V: Experto. Aguas blancas muy turbulentas poco predecibles con olas y huecos de más de dos metros. Remolinos y cascadas de peligro. Requiere un grado de técnica experto y excelente conocimiento del río. Necesidad de maniobras muy técnicas.
Clase VI: Extremadamente difícil o no navegable. Se considera muy difícil o imposible de navegar.
Todos los ríos presentan distintas clases.
Seguridad y equipo
La técnica y un buen equipo son determinantes para la seguridad. Si no se es un conocedor, será necesaria la compañía de un experto.
Equipo: casco, chaleco salvavidas, calzado apropiado (no sandalias de pata de gallo), traje de neopreno, cabo extensible de emergencia, cuchillo para río, si eres el timonel o guía, debes llevar un silbato. Claro, además de la embarcación y remos de descenso en río. No está de más llevar cuerdas de rescate, bolsas secas, bomba de aire, botiquín y arnés.
Aunque, si eres un amateur, también puedes llevar sandalias todo terreno, traje de baño, shorts y playera ajustada. Ah, no olvides incluir un buen bloqueador para el sol.