Una breve guía para los amantes de los animales.
En el mundo existen muchísimos sitios que se hacen llamar centros de rescate animal, refugios u orfanatos, la mayoría permite el acceso a turistas para poder sostenerse. Tal vez te ilusione visitar alguno de ellos para contribuir a su causa. Pero ¿Cómo saber realmente si cumplen su misión?
Al entrar siempre te acompañará un guía, quien se asegurará de que observes a los animales desde una distancia que no los estrese o altere.
No apoya el cautiverio, excepto en los casos en que han sido rescatados de condiciones de cautividad inaceptables y no son capaces de regresar a su entorno natural. Los animales que observarás son aquellos que son producto del tráfico ilegal, que son heridos, abandonados o quedaron huérfanos. Así surgió ARCAS Wildlife Rescue Center en Guatemala, que desde 1989 se ha encargado de dar asilo en la región del Petén a la vida silvestre producto de la trata que el gobierno comenzaba a confiscar.
Notarás que no permite que se reproduzcan sus animales. Aunque algunos centros reales como el Zoo Ave en Costa Rica permite únicamente la reproducción de animales en peligro de extinción, que en cuanto les es posible los reinsertan en su hábitat natural.
No explota o comercializa sus animales en actividades que implican entrenarlos para producir algún espectáculo, cobrar por tomarse una fotografía «única» con ellos o encadenar a los bebés para que se les pueda alimentar delante de una multitud. Al contrario, te ofrecerá inscribirte a un programa de voluntariado o te invitará a realizar donaciones en especie.
Los animales sólo abandonan el centro en caso de reintroducción o reubicación a un lugar de igual o mejores condiciones.
Todos los animales están en entornos limpios, que son los más parecidos posible a su entorno natural. Son supervisados activamente por veterinarios.
Fotografía: El Giraffe Centre, en Nairobi, Kenia (Ronen Ades)
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