Por principio, México producía café sin consumirlo. Colombia en su caso logró reconocimiento internacional por el cultivo.
El café forma parte de la identidad e historia de naciones como México y Colombia.
En México, con la Conquista española, la planta fue introducida desde Etiopía, y se insertó en la cultura del centro de México, Chiapas, la Sierra de Guerrero y Oaxaca, según el antropólogo Diego Prieto.
Durante el Virreinato el grano se produjo marginalmente y poco a poco se integró al consumo local, especialmente en la zona de la Huasteca y en Veracruz.
Para el siglo XIX, el café producido en los grandes latifundios se extendió a los mercados exportadores, aunque sólo permeó en el consumo local a principios del siglo XX, cuando se dio la crisis latifundista y los campesinos empezaron a cultivarlo para vender en los mercados de la zona, relató Diego Prieto.
A mediados del siglo XX, el Estado benefactor creó Inmecafé, un organismo que afectó a la industria nacional: acaparó y comercializó la producción, pagándola a un precio único, aunque en los mercados internacionales el producto estuviera al alza.
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Diego Prieto dijo que con el paso del tiempo, y una vez desaparecido Inmecafé, los pequeños productores fueron creando café orgánico de gran calidad que se comercializa en el mercado global, y actualmente se cuenta con once variedades.
El caso colombiano
En Colombia, la producción cafetalera se desarrolló en fincas familiares y creó una dinámica social y económica muy importante que llevó al grano a ser apreciado internacionalmente, según expuso el antropólogo Fernando Montejo.
Desde 2011, la UNESCO reconoció al Paisaje Cultural Cafetalero de Colombia como Patrimonio Mundial, por la bella mezcla de la arquitectura de amplias fincas con los cafetos.
?Destaca la singularidad única de que para su traslado se empleaban tarabitas, cables que corrían a lo largo de la montaña y llevaban los costales de café?, expuso Montejo.
Durante un encuentro de expertos en el marco de la XXVII Feria Internacional de Libro de Antropología e Historia (FILAH), que se realiza e la Ciudad de México, resaltó que en 1960 se creó en colombia la Federación Nacional de Cafeteros para ayudar a combatir la roya que afectaba a los cafetos y desarrollar un producto nacional conocido como ?Juan Valdés?.
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