Hay motivos por los que el producto puede ser una adicción.
Tenemos razones para amar el queso. Contiene cantidades pequeñas de sustancias potencialmente adictivas. Algunos de estos químicos provienen de la caseína, una proteína de la leche que se concentra durante la elaboración del queso.
Al digerirse la caseína se crean químicos similares a la morfina llamados casomorfinas.
Pero eso no es todo. La leche en sí puede contener trazas de morfina producidas en el hígado de la vaca. Estas drogas naturales son benéficas para los becerros: tienen un efecto tranquilizador y hacen que el becerro desee tomar más leche, lo que impulsa a la vaca a amamantarlo para que obtenga toda la nutrición que requiere.