Tanto en las profundidades del mar como en los desiertos, existen animales bioluminiscentes que pueden producir su propia luz natural.
Las dunas más calientes de los desiertos africanos y las profundidades más recónditas de los océanos comparten un elemento en común: ambos esconden animales bioluminiscentes. A pesar de que ambos ecosistemas distan mucho de compartir condiciones ambientales similares, es una realidad que dan hogar a celenterados, mamíferos, lagartijas y bestias microscópicas que emiten su propia luz.
Ya sea como mecanismo de defensa, elemento de comunicación con sus pares, estrategia de distracción para sus depredadores o como parte de su rito sexual, estos animales tienen la capacidad de revestirse de tonos distintos en la oscuridad. Estos son algunos de ellos:
Medusa arco iris
Este celenterado fue avistado por primera vez en 2013, en las cercanías de las costas de Tasmania. A diferencia de otras especies similares, la Medusa arco iris tiene la capacidad de irradiar toda la gama de colores en su potencia bioluminiscente.
De manera general, miden aproximadamente 13 centímetros. El 95 % de su constitución química es agua. A pesar de su impresionante capacidad lumínica, es un animal muy débil: basta el roce de una red de pesca común para destruirlas por completo. Se sabe que emite luz únicamente cuando se siente en peligro, a manera de «un grito de auxilio«.
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Plancton
Es común que en las playas vírgenes se perciba un brillo azul sobre las olas, particularmente potente en las noches. Los responsables de esta manta de luz natural son una especie de plancton microscópica, cuya bioluminiscencia se activa con el movimiento natural del agua.
La luz emitida, nuevamente, es un mecanismo de defensa. Cuando entra en contacto con agua en movimiento, considera que está siendo atacado por alguna especie más grande. Por esta razón, emite un destello corto, para confundir a su depredador antes de que pueda comérselo.
Ornitorrinco
El ornitorrinco ha despertado la curiosidad de científicos y biólogos marinos por ser un animal difícil de entender. Además de ser venenoso, es uno de los mamíferos que pone huevos. Por si fuera poco, recientemente se descubrió que es uno de los pocos animales bioluminiscentes que habita arroyos en el este de Australia.
Gecko de Namibia
En las profundidades más inaccesibles para la vida humana del desierto de Namibia, la vida efervesce en tonalidades distintas. Recientemente, el hallazgo de un gecko con franjas neón que brillan en la oscuridad ha captado la atención de la comunidad internacional.
La fluorescencia inherente a este gecko de Namibia se produce cuando el animal entra en contacto con la luz que la Luna refleja del Sol. Es capaz de absorberla, para luego emitir una longitud de onda más larga a partir de secreciones químicas en su piel, posicionándolo como uno de los escasos animales bioluminiscentes del desierto.
Calamar luciérnaga
Esta especie pertenece a la familia Enoploteuthidae, y es el único que puede emitir su propia luz. Generalmente habita en el Océano Pacífico Occidental, a unos 300 metros de profundidad. En cada uno de sus tentáculos, tiene un órgano específico para producir bioluminiscencia de manera natural.
Éste es un mecanismo para atraer a los peces pequeños de los que se alimenta. Hipnotizados por la luz en lugares completamente alejados del Sol, es una trampa natural para poder comérselos. De manera general, no superan los 7 centímetros de largo, y tiene la capacidad de encender su cuerpo entero.
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