Adoptar un ajolote podría ser la respuesta a su acelerada pérdida. Aquí te contamos todo lo que tienes que saber.
Por improbable que parezca, el sur de la Ciudad de México es un humedal. La zona chinampera de Xochimilco se ha caracterizado por ser rincón de vida y el hogar de cientos de especies animales y vegetales. Por siglos, las comunidades locales han cosechado alimentos y flores de las fértiles tierras chinamperas pero ahora, el panorama no pinta tan bien para la vida local, incluyendo a los ajolotes.
Una salamandra muy especial
Los ajolotes de Xochimilco son anfibios muy particulares. Si bien sus características taxonómicas los clasifican como tales, algunas especies pasan toda su vida en el agua, por lo que la contaminación, la sequía y la erradicación de chinampas han tenido un impacto negativo en las poblaciones del ajolote.
Además su impresionante capacidad regenerativa ha vuelto de este animal el blanco perfecto para que acuaristas e investigadores mantengan en cautiverio varios ejemplares, extrayéndolos de su hábitat natural.
«Éstos 150 años de información y ciencia están centrados en qué podemos obtener del ajolote,» explica Horacio Mena, veterinario experto en la especie. «Pero dentro de eso se nos está olvidando que los ecosistemas y su funcionalidad son necesarios para la salud humana.»
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Cómo adoptar un ajolote
No, un ajolote no es una mascota. En la campaña ADOPTAXOLOTL, la Universidad Nacional Autónoma de México busca unir esfuerzos con la sociedad civil para salvar esta especie endémica del centro del país. El proyecto consiste en adoptar, a la distancia, un ajolote.
Hay distintos paquetes para las distintas oportunidades de donación. En Invita a cenar a un ajolote tu aportación se usará para subsidiar los gastos de manutención de los individuos que están en los refugios. Por otro lado, planes más grandes como Tunea la casa de un ajolote invita a los donantes a contribuir a la construcción de refugios ubicados en la zona chinampera. Para adoptar un ajolote, da click aquí.
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