Mostrando varias hileras de dientes afilados, un pez balón encalló misteriosamente en Newport Beach, en las costas de California por primera vez.
Tentáculos bioluminiscentes que le permiten reconocer el peligro a su alrededor. Un gancho luminoso para atraer presas. Ojos adaptables a la presión de las profundidades oceánicas. Así es el pez balón, que la ciencia no ha podido estudiar por el difícil acceso a su hábitat natural. Extrañamente, un ejemplar perfectamente conservado encalló en las costas californianas sin explicación aparente.
Pez balón: una bestia de las profundidades oceánicas
El pez balón rara vez se ha observado en la superficie. A lo mucho, ejemplares escasos se han enredado en las redes de pesca industrial, pero llegan destruidos a tierra firme. Ya sea por desmembramiento o falta de agua, mueren sin que se puedan estudiar bien: sus estructuras están muy dañadas cuando aparecen así.
De lo poco que se sabe, esta especie posee un dimorfismo sexual. Las hembras son notablemente más grandes que los machos, que obtienen nutrientes de ellas durante la cópula. A cambio, ellas reciben espermatozoides. De la misma manera, destacan por el poquísimo movimiento que requieren para trasladarse: como en las profundidades marinas no hay muchos recursos para conseguir alimento, el gasto calórico de estos peces es mínimo.
Los tentáculos alrededor de su cuerpo le sirven como un sistema de orientación natural. Además de ser bioluminiscentes, les permiten sentir las corrientes, la temperatura y el movimiento de otros animales a su alrededor. Así, cumplen una doble función: como GPS integrado y como trampa para sus presas naturales, que generalmente son peces más pequeños.
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Encallar en las costas de California
El ejemplar de pez balón que se encontró en las costas de California encontró su destino final con la boca abierta. Mostrando varias hileras de colmillos, de una manera milagrosa conservó varios de sus tentáculos bioluminiscentes intactos, así como la trampa natural que tienen para atrapar a sus presas. Este pez sí murió por su boca.
De acuerdo con The Guardian, el ejemplar medía aproximadamente 45 centímetros de largo. Los científicos que lo recogieron estiman que, de alguna manera desconocida, llegó desde las profundidades del Pacífico hasta las costas de California, específicamente en Newport Beach.
Fue hallado por Ben Estes, un transeúnte que no esperaba toparse «un monstruo similar» durante su caminata de viernes por la playa. Jessica Roame, coordinadora de educación de Davey’s Locker Sportfishing & Whale Watching, duda sobre si el hombre se dio cuenta de lo que había encontrado:
«Sucede cuando caminas, encuentras cosas muertas aquí y allá que simplemente no deberían estar en la playa», agregó. “Lo que pasa con esto es que estaba casi perfectamente intacto. ¿De dónde vino algo tan profundo? «
Una vez que las autoridades locales fueron informadas del caso, el animal se llevó a congelar por parte del servicio de parques estatales de California. Sólo entonces se comunicaron con Museo de Historia Natural del condado de Los Ángeles, esperando que pudiera formar parte de su acervo científico.
Considerando las excelentes condiciones en las que el animal llegó a la superficie, éste es un nuevo tesoro para el estudio marino en Estados Unidos. A pesar de sus dientes espinosos y morfología poco estética, el ejemplar podría aportar nuevo conocimiento sobre el comportamiento, sexualidad y formas de vida de su especie.
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