30 % más grande que las especies de hoy, el murciélago gigante hallado en Argentina podría ser el más masivo de la historia.
En las profundidades de las cuevas de Argentina, un murciélago gigante encontró su guarida durante el Pleistoceno. Hace 100 mil años, según indica el tamaño de sus mandíbulas, habitó una de las especies más grandes conocidas por la ciencia. Sus restos óseos están ayudando a llenar agujeros en la historia natural de las formas de vida que, en aquel pasado remoto, dominaron las latitudes más australes del planeta.
Fauces masivas
Recientemente, según un artículo publicado en Ameghiniana, el Museo de Miramar confirmó la existencia de una especie de murciélago gigante en Argentina. Los científicos a cargo del estudio aseguran que alcanzó su auge durante el Pleistoceno, cuando batía sus alas entre las entrañas de las montañas del sur.
A pesar de que no sobrevivieron a los cambios medioambientales de la época, el hallazgo de dos huesos de mandíbula apoya la teoría de la diversificación de los murciélagos en el mundo. De acuerdo con un comunicado, estos animales (quirópteros) constituyen un 20 % de todos los mamíferos conocidos en el planeta.
Los huesos del Desmodus draculae encontrados recientemente revelan sus dimensiones generales. En proporción, era 30 % más grande que las especies contemporáneas. Esto significa que el murciélago gigante tenía una envergadura de, al menos, 50 centímetros de largo.
A pesar de los nuevos restos óseos, los paleontólogos todavía no han logrado trazar su historia evolutiva. El problema es que el registro fósil de estas especies es inconsistente. Sin embargo, los fragmentos de mandíbula encontrados son piezas valiosas, que aportan nueva información sobre estos vampiros prehistóricos. Evidencia previa sugería que eran animales peligrosos. Hoy, el panorama es diferente.
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Murciélagos apacibles
Mariano Magnussen, paleontólogo del Laboratorio Paleontológico del Museo Miramar, asegura que este animal podría ser el origen de las leyendas en Transilvania, milenios más tarde. Después de liderar el proyecto de investigación, el investigador tiene la seguridad de que este murciélago gigante del Pleistoceno no era agresivo en lo absoluto:
“[…] en realidad son animales pacíficos que se alimentan de la sangre de animales, y en ocasiones de humanos, durante unos minutos sin causar molestias … Lo único malo es que pueden transmitir la rabia u otras enfermedades si se infectan. Seguramente los representantes prehistóricos tenían comportamientos similares «.
Si bien es cierto que la especie se alimenta de sangre para sobrevivir, no son particularmente confortadores. Además de esto, son extremadamente raros de encontrar. En la actualidad, sólo 3 de las 1,400 especies de murciélagos conocidas son hematófagas. Esto quiere decir que se alimentan exclusivamente de sangre de animales, sin distinción entre especies.
Sin embargo, la distorsión mediática les ha ganado un espacio en el imaginario colectivo como bestias indomables —cuando no es el caso para nada. En la actualidad, todas se pueden encontrar en América del Sur. Específicamente, el murciélago vampiro común (Desmodus rotundus), el murciélago vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata) y el murciélago vampiro de alas blancas (Diaemus youngi). Parece que todas tienen su ancestro común en el Pleistoceno, que se resguardaba en las cuevas argentinas hace 100 mil años.
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