Hace 39 mil años, un rinoceronte de tamaño considerable sobrevivió las bajas temperaturas del norte de Europa y Asia. Además de la mata gruesa de pelaje que le recubría la piel, y de sus dimensiones impresionantes, este animal prehistórico se caracterizó por una protuberancia ósea en medio de la frente. Se cree que el unicornio siberiano pudo haber sido el animal que dio origen de la versión mítica en forma de caballo.
A pesar de su tamaño, el unicornio siberiano —como se le conoce coloquialmente— era un comedor muy selectivo. Ésta pudo haber sido una de las causas de su extinción, hace aproximadamente 10 mil años. Es posible, además, que estas bestias de las praderas de Eurasia haya convivido con los seres humanos.
A diferencia de los rinocerontes contemporáneos, los unicornios siberianos pertenecen a un género de animales gigantes y musculosos. Se estima que el último ejemplar vivo habitó el plantea hace unos 100 años. Anteriormente, se pensaba que se había extinto durante el periodo Pleistoceno temprano y medio.
Sin embargo, nueva evidencia empírica sugiere que no fue así. A partir de estudios realizados sobre los molares fosilizados de estos unicornios antiguos, un equipo de científicos determinó que perduraron hasta la cuarta edad de hielo. Esto podría sugerir que los rinocerontes desaparecieron a causa del cambio climático de la época, que los aisló de sus fuentes de comida primarias.
Los cambios en la temperatura del planeta modificaron sustancialmente su entorno. Como los E. sibericum —como se le conoce a estos rinocerontes prehistóricos por su nombre científico— se alimentaban principalmente de la vegetación de la zona, les fue imposible adaptarse los cambios rápidos del ambiente.
Poco a poco, estas bestias gigantes vieron su fin, como consecuencia de una falta de alimentación suficiente para sus cuerpos masivos. No fue el caso para algunas especies de antílopes y otros rinocerontes más pequeños, que sí pudieron adaptarse y sobrevivir hasta nuestros días. Ellos lograron evolucionar para llevar una dieta diferente, ya que buscaban y pastaban en una variedad de plantas.
Para los unicornios siberianos esto fue más difícil por su constitución anatómica. Gracias al gran cuerno que tenían en el rostro, su cabeza estaba posicionada incluso más abajo que las de otros animales, por lo que sólo podían pastar en lugares con vegetación a ras del suelo. Esto limitó importantemente que pudieran tener acceso a otras fuentes de alimento, y los llevó a desaparecer.
Los hallazgos con respecto a este comportamiento, sin embargo, da luz sobre cómo podemos proteger a las especies contemporánea de rinocerontes, que habitan todavía la Tierra. Aunque en peligro de extinción, los esfuerzos de conservación a nivel mundial deberían de considerar que la vegetación es una pieza clave para evitar que los rinocerontes de hoy corran la misma suerte que sus antepasados.
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