Es probable que un tiburón de Groenlandia que vivía en 1620, mientras Galileo observaba Júpiter, aún se encuentre rondando los mares.
A pesar de su aspecto pesado, tiene la piel notablemente sensible. Es ciego casi por completo, y se guía con el campo magnético de la Tierra para nadar por las profundidades de los mares helados en el Ártico. Rara vez puede ser avistado, ya que no se acerca a la superficie. Por el contrario, prefiere la oscuridad y los entornos silenciosos. Éste es el tiburón de Groenlandia: la especie más longeva de la que se tiene registro en el planeta.
Una criatura marina de 4 siglos
Oriundo de los extremos polares más septentrionales del Ártico, el tiburón de Groenlandia es el vertebrado más longevo del planeta. En total, se tiene registro de que los ejemplares más viejos han llevado vidas de hasta 400 años, según un estudio conducido por Julius Nielsen, biólogo de la Universidad de Copenhague:
“Teníamos la expectativa de que serían animales de larga vida, pero me sorprendió que resultaran ser tan viejos”, destaca Nielsen, como líder de la investigación.
A diferencia de la imagen distorsionada que se presenta en los medios de comunicación, estas bestias nórdicas son tímidas y esquivas. Debido a su carácter más bien cohibido, se tiene relativamente poca información con respecto a estos gigantes groenlandeses. Por naturaleza son ciegos, y se tiene registro de que crecen solamente un centímetro al año.
Dada la carencia de recursos de su hábitat natural, se mueven muy lentamente. Como sus primos más tropicales, pueden utilizar el campo magnético del planeta para orientarse. Esta condición les permite gastar menos energía, lo que les garantiza una esperanza de vida mucho más amplia que la de otros animales.
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Mirar al tiburón de Groenlandia directamente a los ojos
Nielsen estudió 28 ejemplares de tiburón de Groenlandia a lo largo de su investigación, en colaboración con el Instituto de Recursos Naturales de Groenlandia. Según el experto, “El secreto detrás del éxito de este estudio es que teníamos animales jóvenes y viejos, animales medianos y grandes, y podíamos compararlos a todos”.
Esta amplia diversidad de ejemplares les permitió tener contrastes en la misma especie. De esta forma, se logró recabar mucha más información de la que se tenía anteriormente sobre estos tiburones árticos. Para determinar su edad, los científicos tuvieron que mirarlos directamente a los ojos.
En la estructura ocular, el cristalino crece a lo largo de la vida de los tiburones de Groenlandia. De esta manera, pudieron determinar qué tan viejos eran, con base en el número de capas disponibles en los ojos de los animales, a la manera de los anillos de los árboles. Algunos de ellos tenían, según el texto publicado en la revista Science, hasta 392 años de vida.
Un habitante de las profundidades del océano artico
Al día de hoy, la causa de la longevidad del tiburón de Groenlandia sigue siendo un misterio. La falta de recursos para sobrevivir y las condiciones ambientales hostiles en las que vive añaden interrogantes a las razones que le permiten vivir por tanto tiempo. Nielsen y sus colegas piensan que está relacionado a sus bajas temperaturas corporales, que indican una operación metabólica lenta.
Se sabe, sin embargo, que llegan a medir hasta 6 metros de largo cuando alcanzan la madurez sexual. La alarma en la actualidad está relacionada con el número de ejemplares disponibles en libertad. Como se conoce poco con respecto a la especie, la pesca industrial es la mayor amenaza a la que estos tiburones se enfrentan en la actualidad.
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