El cambio climático, que ha modificado la temperatura del agua, se suma a las dificultades que enfrenta la tortuga verde para sobrevivir
Si existe un ícono marino en las aguas mexicanas, sin duda esa es la tortuga verde (Chelonia mydas), especie que se puede ver tanto en el océano Pacífico como en el Golfo de México. Eso sí, cada vez con menos frecuencia.
Las costas mexicanas, con sus impresionantes arrecifes de coral y prístinas playas de arena, son el hogar de una población significativa de tortugas verdes. Sin embargo estos habitantes del mar enfrentan una disminución significativa en su población debido a graves problemas de contaminación, caza furtiva, colisiones con embarcaciones, la destrucción de su hábitat y su captura accidental en la pesca de otras especies.
Estas criaturas emblemáticas, admiradas por sus cualidades de evolución adaptativa y con un papel protagónico en los ecosistemas marinos, hoy por hoy atraviesan el punto más alto de una crisis de supervivencia desde 1990, cuando en las aguas mexicanas se decretó una veda permanente para todas las especies de tortugas marinas.
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Caparazón resistencia
La historia de negligencia sobre el cuidado de esta especie no es corta en México. Según se lee en el Programa de Acción para la Conservación de la Especie Tortuga Verde/Negra (Chelonia mydas) de la Secretaría del Medio Ambiente, publicada en 2018, “existen registros históricos de que la Tortuga Verde desempeñó un importante papel como fuente alimenticia durante la exploración y colonización del Nuevo Mundo durante el siglo XVI, cuando se le consideró un ‘recurso inagotable’, al describir las colonias anidadoras de tortuga verde en Islas Caimán, probablemente la población más grande que existió en la historia”.
Esto dejó una tendencia de consumo voraz, a pesar de que a finales de la década de los 70 se advirtió de una baja sustancial de ejemplares, lo que sólo estableció vedas parciales y requisitos de captura.
Pero no todo está perdido, pues tanto el Estado mexicano como organizaciones civiles y empresas privadas, a través de actividades de conservación de grandes ejemplares, huevos y crías, compiten animosamente contra la contaminación, caza furtiva, destrucción de hábitat y, desde hace más de una década, el calentamiento global.
Temperatura en contra
Uno de los aspectos más asombrosos de la tortuga verde, no sólo de México, sino de cualquier parte del mundo, es su ciclo de vida migratorio. Este abarca miles de kilómetros de aguas abiertas. Desde sus sitios de anidación en playas tropicales, donde las hembras depositan sus huevos en la arena con precisión ancestral, hasta sus rutas migratorias que las llevan a través de océanos enteros, los viajes épicos de esta especie marina desafían la comprensión humana.
Es precisamente en la observación de su ciclo reproductivo que las alarmas se han encendido de manera dramática los últimos años. De acuerdo con el investigador del Instituto Australiano de Ríos de la Universidad de Griffith, Arthur Barraza, se demostró que los contaminantes procedentes de las actividades humanas también han podido influir en la proporción de sexos de las tortugas verdes en desarrollo, lo que ha resultado en el aumento de hembras y disminución de machos.
Esto se explica porque las tortugas verdes tienen una determinación del sexo que depende de la temperatura. Cada vez más embriones se convierten en hembras a medida que las temperaturas siguen subiendo a causa del cambio climático. Además la persistencia de metales pesados por actividades humanas, como el antimonio y el cadmio en el hígado de las crías, ha influido en hacer mayor el sesgo hacia las hembras dentro de los nidos.
Ante el desastre, la calma
El desastroso desequilibrio marca, por ahora, que nacen cientos de hembras por cada macho, lo que rompe el patrón de desigualdad de las aguas del ecuador. Aquí nacen de dos a tres hembras por cada macho, un hecho que está condenando a las tortugas verdes a la extinción.
Pese a que el estudio liderado por el Dr. Barraza se concentró en territorio australiano, no se descarta que los efectos de la contaminación y la alza de temperaturas sea la misma para la población mundial de tortugas verdes. Habría que recordar que la crisis de cambio climático es global, así como las condiciones de reproducción, eclosión y emergencia de la especie.
Finalmente, México parece estar remediando algunos errores del pasado, y con programas completos de evaluación, diagnóstico y solución de problemas en especies como la tortuga verde, sigue manteniéndose como un país con una impresionante biodiversidad. El dato es importante: 12% de las especies que existen en el planeta, habitan en este territorio.
Este texto fue escrito por Karina Espinoza, historiadora del arte y editora. Tiene 15 años de experiencia en medios como El Universal, Nexos y Editorial Televisa.
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