Los murciélagos son mamíferos como nosotros. Por lo tanto la madre lleva a cabo la gestación, pare a la cría, la alimenta con su leche, la cuida, le da calor, hasta en algunas ocasiones vuela con la cría sujeta a ella. Todo esto en algunas especies se lleva a cabo en cuevas de maternidad, las cuales pueden ser de cientos hasta de millones de individuos al mismo tiempo.
Por si fuera poco, suelen parir una sola cría al año, la cual nace de un tamaño relativamente grande, ya que en algunas especies es de 11 hasta 44% del peso de la madre. La madre murciélago lo amamanta hasta que casi llega a su tamaño de adulto, en algunos casos hasta más del 70-90% del peso corporal de la madre. En otras especies de mamíferos terrestres, las crías son amamantadas hasta que alcanzan el 37% del peso de la madre.
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Pero, la odisea de ser una madre murciélago empieza desde la gestación, que dura 60 hasta 120 días en algunas especies. El peso de la cría modifica el forrajeo de la madre, reduciendo su tiempo en vuelo ya que dificulta la maniobrabilidad, pero aún así logra realizar todas sus actividades. Tanto es así, que algunas especies migran mientras están en gestación. Por ejemplo, el murciélago magueyero menor, en su distribución norteña, se ha registrado que las hembras llegan preñadas y forman colonias de maternidad de cientos de miles de individuos.
La colonias de maternidad son agrupaciones de madre-cría, que pueden ser en sitios como cuevas. Durante la noche, las hembras reúnen a todas las crías de días o semanas de edad, para que se brinden calor y estén a salvo, mientras las madres salen a forrajear. Cuando la hembra regresa a la cueva, identifica a su cría mediante el olor, visión, memoria espacial, tacto y por estímulos acústicos.
Mientras la cría sigue creciendo y aprende a ser independiente, la madre le va compartiendo del alimento del que dependerá de adulto. Por ejemplo, el vampiro común, Desmodus rotundus, le comparte sangre a sus crías antes que se desteten. También, en un estudio se registró que el murciélago siricotero de Pallas, regurgita néctar a sus crías. La provisión parental de alimentos primarios permite un mayor crecimiento de las crías, así como transmisión de información.
Este texto fue escrito por Nayelli Rivera: Bióloga y Espeleóloga. Investigadora de la UANL. Trabaja con murciélagos y cuevas. Se dedica a la educación ambiental con BUM y el PCMM.
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