Entre las mesetas del noreste de China, un animal diminuto se escabulle. Según los reportes de los científicos locales, podría tratarse de la especie más pequeña de mamífero que existe en el ecosistema entero, constantemente azotado por picos de temperaturas gélidas. En lugar de migrar hacia latitudes más cálidas en invierno, las pikas resuelven sus necesidades calóricas con los productos metabólicos de otros animales.
La relación que guardan las pikas con los yaks no se había documentado en ningún otro caso del reino animal. Menos aún de un mamífero a otro. Sin embargo, las condiciones climáticas extremas del norte de China han orillado a estos roedores a buscar alternativas para mantenerse calientes en medio de las nevadas hostiles.
Durante los meses más cálidos del año, las pikas se alimentan de hierbas que encuentran en la meseta. Conforme el clima se torna invernal, sin embargo, los recursos escasean y las plantas se marchitan. Por primera vez en la historia, científicos de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Aberdeen y la Academia de Ciencias determinaron qué pasa con ellas en la región china de Qinghai-Tibet.
El estudio duró 15 años y finalmente fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.. En éste, los expertos se dieron cuenta de que las pikas no hibernan para sobrevivir al frío. Por el contrario, ralentizan su sistema metabólico y se nutren de las heces de los yaks. De esta manera, queman menos calorías y tienen una fuente de energía constante, que pueden encontrar a pocos pasos de sus madrigueras en las colinas.
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A 4 mil metros de altitud, durante los meses de nevadas más crudas, la vegetación no sobrevive en la meseta Qinghai-Tibetana. Los desafíos también impactan a los animales que habitan ese ecosistema. Entre ellos están las pikas, que deben disminuir sus gastos energéticos hasta límites nunca antes registrados en roedores similares.
Minúscula, peluda y de abazones muy flexibles, son los roedores más pequeños de esta región en China. En total, los científicos registraron que pierden un 30 % de su actividad metabólica en invierno, lo que les permite salir a buscar heces de yaks para seguir alimentándose. Además de estar disponible durante todo el año, requiere de menos esfuerzo para ser ingerida.
De la misma manera, estos animales logran mantener la temperatura de su cuerpo sin hibernar. John Speakman, líder del proyecto de la Universidad de Aberdeen, calificó esta estrategia como «sabia» en tiempos de escasez: «Supongo que cuando los tiempos son difíciles, hacen lo que tienen que hacer para sobrevivir«, concluyó el experto.
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