Los mares australianos se llenan de colores vibrantes en los meses de reproducción de sepias, ya que los animales cambian su color de piel para la ocasión.
Las sepias son animales con una memoria desarrollada. Lo que es más: son capaces de pasar pruebas de inteligencia básicas para niños humanos. El Parque Marino del Norte del Golfo Spencer, al sur de Australia, es un espacio que ha servido para estudiar sus comportamientos. Uno de los más ‘frenéticos’, según el cuidador y defensor Bramley, es su ritual de cortejo y reproducción.
Según dijo el experto a la BBC, cientos de sepias se reproducen en un área muy pequeña. La gente local corre la voz cuando la temporada inicia, y se reúne a ver el ‘espectáculo’ en el área natural protegida. Por todos los colores que refleja sus pieles con la luz del sol, el mar «parece un caleidoscopio caótico«, cuenta Bramley. Ésta es la razón.
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Pieles de colores cambiantes
La sepia que se reproduce en el parque natural de Australia se caracteriza por ser mucho más grande que otras especies de moluscos. Algunos zootecnistas aseguran que son primas cercanas de los pulpos, por sus dimensiones y anatomía. Lo que las distingue de las demás, sin embargo, es que pueden cambiar de color y textura según el entorno que las rodea.
Aparentemente, además, lo logran según les convenga más. Cuando están intentando cazar a una presa, por ejemplo, las ‘hipnotizan’ para comérselas después. No sólo eso: cuando están inmersas en un ritual de cortejo y reproducción, las sepias se encienden en colores opalescentes en los arrecifes australianos.
La temporada de reproducción de sepias en Australia se extiende a lo largo de 5 meses en el año. Específicamente, de mayo a septiembre, cuando las aguas son más cálidas en la región. En ese tiempo, es posible verlas en todo su vigor colorido. El ‘espectáculo’ es mucho más evidente en las playas cerca de Point Lowly, donde van a aparearse.
El acto final empieza con el desove de las sepias. Después de meses de reproducción, los huevecillos finalmente están listos para eclosionar. En ese momento, las crías de molusco empiezan a brillar con la luz del sol, que se filtra desde la superficie de las aguas australianas.
Algunas personas optan por observar la reproducción de las sepias desde embarcaciones pequeñas, de manera que no se espanten y puedan verlas desde cerca. Otros curiosos, sin embargo, deciden sumergirse para verlas ‘en primera fila’. Con público o no, las sepias continúan con su ciclo natural de vida. En realidad, no necesitan la mirada de los locales o turistas para llevar a cabo su objetivo evolutivo.
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