Tiburones, mantarrayas y barracudas conviven pacíficamente en el cráter de uno de los volcanes submarinos más activos del Océano Pacífico.
Kavachi es uno de los volcanes más activos del mundo. Localizado en las cercanías de las Islas Salomón del Pacífico, está sumergido a más de 20 metros de profundidad, y aún así estalla constantemente. A pesar de que el cráter lanza material incandescente a las alturas, incluso hasta perforar la superficie del mar, varias especies de tiburones escogieron ese espacio como su hogar.
Explosiones volcánicas submarinas
Las autoridades locales prefieren mantener a los turistas lejos de los lugares de erupción. Es demasiado peligroso, incluso para embarcaciones más equipadas. Aún así, diversas especies de tiburones deciden quedarse ahí, al interior del cráter del Kavachi, para hacerlo su hogar todos los días.
Para medir la temperatura del agua, el pH, el CO2 y demás condiciones en este espacio, un equipo de exploradores de National Geographic sumergieron robots que pudieran tomar esas mediciones. Cada robot tenía una cámara integrada, que les permitiría tener una visión más inmediata de las erupciones. Sabían que era posible que las máquinas estallaran bajo la influencia de las explosiones volcánicas submarinas.
Sin embargo, el riesgo valía la pena: querían saber cómo era que los tiburones sobreviven a ese ambiente tan hostil: «La idea era enviar equipo especializado a para recuperar datos sustanciosos. A veces, también, es divertido que las cosas estallen«, se sincera el ingeniero oceánico Brennan Philipps.
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¿Sensibilidad natural?
En medio de un momento de calma, Morgan Jimuru, un navegador experto en la zona, sencillamente apuntó: «Aquí viene una muy grande«. Diez segundos más tarde, la erupción más fuerte de ese día causó una conmoción poderosa desde las profundidades. Aunque no había indicios evidentes de que algo así iba a suceder, de alguna manera el marino sabía lo que iba a pasar y en qué momento.
De bote pronto, el equipo pensó que los tiburones podían sentir cuando el Kavachi iba a explotar. Así como Jimuru, que sin decir nada, sabía perfectamente cuándo iba a suceder el próximo estallido. Aunque era poco probable, también existía la posibilidad de que murieran ahí mismo, cada que el volcán hace erupción.
Los tiburones no son los únicos que comparten este ecosistema: peces como atún, barracudas, mantarrayas y el pez corredor arcoíris también habitan en las cercanías, sin inmutarse por la actividad volcánica. Estos animales conviven con tiburones martillo y tiburones sedosos, como lo harían en algunos arrecifes del mundo.
Todo esto lo averiguaron con el material en video que trajeron de regreso los robots, después de sumergirlos directamente en el cráter del Kavachi. Aún con el material recuperado, es difícil asegurar cómo es que esta amplia diversidad de animales marinos sobrevive a las explosiones del volcán. «Llegamos con una pregunta, y nos vamos con muchas más,» concluye Philipps.
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