De seguir la tendencia, el koala podría desaparecer definitivamente antes de 2050.
A partir del viernes 11 de febrero, el icónico koala (Phascolarctos cinereus), símbolo de la diversidad biológica australiana ante el resto del mundo, es considerado oficialmente una especie en peligro de extinción.
Aunque el marsupial herbívoro está catalogado como una especie vulnerable según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las enfermedades, sequías, incendios forestales récord y la pérdida de su hábitat han provocado una disminución sin precedentes de la población en la última década.
El cambio del estado de conservación decretado por el gobierno federal es una medida exigida por conservacionistas desde hace al menos un lustro e impulsada recientemente por un comité científico, que recomendó al Ministerio de Medio Ambiente elevar la protección a la especie ante la alarmante pérdida de su hábitat.
Cuatro días antes del cambio de estatus de la especie, un reporte publicado por la Australian Conservation Foundation reveló que solo en la última década, el gobierno australiano ha aprobado 63 proyectos que contribuyen a la desaparición de más de 25,000 hectáreas del hábitat del koala.
Separada durante millones de años del resto de tierras emergidas, la masa continental de Australia, su clima y geología provocaron un aislamiento de la flora y fauna local, dando pie a especies endémicas y diferenciadas imposibles de encontrar en otras regiones del mundo. De ahí que la conservación de su diversidad sea un tema clave en materia medioambiental y no esté exento de polémica, en especial cuando se trata de limitar el daño de especies invasoras.
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El hábitat de los koalas se extiende principalmente por el este de Australia, en los estados de Nueva Gales del Sur, Queensland, Victoria y el Territorio de la Capital Australiana; sin embargo, el crecimiento de la mancha urbana, la crisis climática y los devastadores incendios y sequías que trae consigo, los brotes de enfermedades como el retrovirus de koalas (KoRV) y la clamidia, han provocado que su población disminuya drásticamente:
Según el comité científico, de los 184,700 koalas que habitaban en todo el país en 2001, para 2021 la población se había recortado hasta los 92,000 individuos, una cifra que estiman, podría descender a 63,500 en la próxima década. No obstante, la dificultad de realizar un censo nacional dificulta conocer con precisión cuán rápido está disminuyendo el número de ejemplares de la especie.
En junio de 2020, una investigación del parlamento de Nueva Gales del Sur proyectó que al ritmo actual al que crecen sus principales amenazas, los koalas habrán desaparecido para 2050. El reporte también encontró ‘poco confiable y desactualizada’ la cifra oficial y calcula una población de 36,000 individuos en el país.
Con el nuevo estatus de conservación del koala, el gobierno australiano prepara un plan de recuperación que será presentado en los próximos meses, un requisito que exigen las leyes medioambientales desde hace una década, pero cuya elaboración y aplicación son asignatura pendiente en Australia.
El también incluye la aprobación de un presupuesto de 35.7 millones de dólares a gastar en el siguiente lustro para iniciar con los esfuerzos de conservación; sin embargo, algunas organizaciones como la Australian Koala Foundation consideran que el cambio en el estatus del icónico marsupial “no significa nada” en términos reales y mientras su hábitat continúe disminuyendo, su extinción será inminente, según explicó Deborah Tabart, directora ejecutiva de la fundación a The New York Times.
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