En un artículo publicado por la revista Science a principios de mes, se muestran las primeras fotos de pumas matando burros en el Parque Nacional del Valle de la Muerte. El recinto se localiza entre los estados de California y Nevada, Estados Unidos. Las razones son claras de acuerdo con los científicos: los pumas están intentando recuperar su hábitat.
“Nos está ayudando a entender el efecto que tienen las especies de equinos en el paisaje de Norteamérica», menciona la bióloga Kate Schoenecker, especialista en pumas.
Los burros no son originarios de América. Llegaron con la colonización en el siglo XVI como animales de carga y de trabajo. Poco a poco, debido a las condiciones sociales de quienes criaban estos animales, la especie fue ganando espacio en el territorio silvestre del continente. Gracias a su capacidad de sobrevivir a condiciones climáticas diversas, los burros se establecieron en algunos estados de lo que ahora es territorio estadounidense.
De acuerdo con la Oficina de la Administración de Tierras, se estima que la población de burros silvestres es aproximadamente de 17,000 ejemplares. Su impacto en el ecosistema es tal que incluso el Parque Nacional del Valle de la Muerte considera a los burros que habitan su recinto una especie invasora. El Parque planea capturar a todos los ejemplares y enviarlos a refugios animales.
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En un estudio coordinado por el biólogo Erick J. Lundgren, se discute la posibilidad de que los burros no sean una especie dañina para el ecosistema. La investigación sostiene que la población de equinos fomenta la viabilidad del agua, lo que es un beneficio para otras especies.
Abby Wines, analista de gestión en el Parque Nacional del Valle de la Muerte, dice que el nuevo estudio no cambiará la meta de remover la población de burros. Cualquier beneficio que puedan aportar los burros, como limpiar el agua, puede también hacerlo el personal del Parque, afirma.
El caso de los burros no es aislado. También están, por ejemplo, los caballos de Sable Island, que si bien ahora son salvajes, no son nativos de la isla que habitan. Toda la evidencia apunta a que estamos viendo los efectos de la introducción de especies de équidos a ecosistemas donde no pertenecen. Los otros animales reclaman su territorio pero cazar especies invasoras no es suficiente.
“Esta es una especie exótica invasiva,” dice Mark Boyce, ecologista de la Universidad de Alberta. “Sería un error serio concluir que porque los pumas matan a los burros, no necesitamos removerlos” señala.
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