La bahía de Monterey, el mayor santuario marino nacional de Estados Unidos, brinda oportunidades para la conservación y para observar decenas de especies de cetáceos, aves marinas y la única colonia de nutrias marinas del sur.
Con alrededor de 150 000 folículos por centímetro cuadrado, no hay en el mundo un animal con mayor concentración de pelo que la nutria marina. Cuando menos no uno del que tengamos conocimiento. A diferencia de otros mamíferos adaptados a la vida en el océano, estas carecen de la capa coloquialmente conocida como «grasa de ballena».
Si la nutria sobrevive en las aguas frías del norte del Pacífico es por su denso pelaje. Lamentablemente, también es debido a él que la especie fue perseguida y cazada hasta la extinción local. Entrado el siglo xx, con excepción de Alaska, la nutria marina había sido borrada de Estados Unidos. O cuando menos, eso se creía.
Fue la construcción de un puente en Big Sur, al sur de Monterey, lo que anunció el hallazgo de una colonia. Trasladadas a la bahía de Monterey, estas nutrias se convirtieron en estandarte del movimiento de conservación. No solo de su subespecie, a la que ahora se conoce como nutria marina del sur, sino del ecosistema marino.
Gracias a los esfuerzos de organizaciones como Sierra Club y el Acuario de Monterey, la bahía de Monterey fue declarada santuario marino nacional en 1992. Hoy es un área natural protegida cohabitada por decenas de especies marinas. Sin necesidad de milagros, una vuelta por los parques, los estuarios y las aguas de Monterey suele bastar para ver ballenas, aves, focas, leones marinos y nutrias.
Frente a la avenida costera Cannery Row, en el corazón de Monterey, no son raros los avistamientos de nutrias. Gracias a los bosques de kelp, algas de gran tamaño que crecen en aguas poco profundas, los paseos costeros y muelles de la bahía son ideales para observar tanto mamíferos como aves marinas.
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Para ver grupos de nutrias desde el agua, que comparten su hábitat con focas y leones marinos, un kayak es ideal. Eso sí, es importante recordar que las nutrias marinas son una especie protegida y se pueden estresar fácilmente. Para no alterar su comportamiento, y en conformidad con la ley, los kayaks deben mantenerse al menos a 18 metros de las nutrias.
Si bien las nutrias marinas se han convertido en la especie representativa del santuario marino, en las aguas de la bahía se tienen registradas más de 35 especies de mamíferos. Gracias a la presencia de un cañón submarino, profundo y rico en alimento, en Monterey se pueden ver cetáceos tanto de aguas profundas como superficiales.
Autoproclamada como la capital mundial de la observación de ballenas, Monterey hace justicia a su título con actividad todo el año. En los meses cálidos, particularmente en agosto, son comunes los avistamientos de ballenas azules y jorobadas. En los meses fríos, en cambio, son frecuentes los encuentros con ballenas grises. Con algo de suerte, a la lista se suman orcas, delfines, marsopas y hasta zifios, cetáceos capaces de aguantar la respiración bajo el agua por más de una hora.
Al norte de Monterey, un estuario con desembocadura en la bahía se presenta como una alternativa para observar aves y mamíferos marinos. Ubicado en Moss Landing, al centro de la bahía, Elkhorn Slough es un cenagal famoso por sus aguas en las que conviven desde focas, nutrias y leones marinos hasta cangrejos, tiburones leopardo y salamandras endémicas.
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Catamaranes eléctricos, tablas de stand-up paddle y kayaks conviven en los canales de Elkhorn Slough. Catalogado como un sitio Ramsar, este humedal de importancia internacional cobija más de 340 especies de aves. La lista incluye el chorlito gris, la avoceta americana, el picopando canelo y tres especies de cormoranes. Cerca del cenagal, el santuario nacional de vida silvestre Salinas River ofrece senderos adicionales y varios kilómetros de playa virgen para observar aves.
Es importante tener presente que en toda actividad que involucra observación de fauna el bienestar de los animales es más importante que cualquier fotografía o lista. En las áreas naturales protegidas de California, tanto nacionales como estatales, a los principios éticos se suman legislaciones que establecen distancias mínimas y condiciones para practicar la observación de especies como ballenas y nutrias marinas.
Si bien es cierto que en la bahía de Monterey no hacen falta milagros para observar vida silvestre en su hábitat natural, se corre con mejor suerte cuando se busca a las especies en compañía de guías que conocen el entorno y las regulaciones locales. Estas son algunas compañías que trabajan con y para la conservación de especies en el santuario marino nacional de Monterey y los parques de los alrededores.
Con seis locales alrededor de la bahía de Monterey, esta compañía ofrece renta de kayaks y tours guiados para recorrer el santuario en un vehículo de bajo impacto. En cualquiera de los casos, la actividad comienza con instrucciones para compartir la bahía con la fauna local sin someterla a estrés innecesario.
Princess Monterey Whale Watching
Viajes en bote para observar ballenas y otros mamíferos marinos en la bahía de Monterey. Los barcos operan todo el año y tienen espacios interiores aclimatados y al aire libre. Los guías locales son biólogos marinos o naturalistas especializados en fauna marina de la región.
Esta compañía dirigida y operada por mujeres ofrece recorridos en un catamarán eléctrico diseñado para navegar el cenagal. Sin ruido de motores y sin quemar combustibles fósiles, Monterey Eco Bay Tours recorre Elk Horn Slough en busca de lobos marinos, focas, nutrias marinas del sur y decenas de especies de aves.
Aunque la película Buscando a Dory sugiere lo contrario, el Acuario de Monterey no es lugar para ver delfines, belugas ni focas en una alberca. Fundado en la década de 1980, el Acuario de Monterey nunca ha tenido cetáceos ni pinnípedos en cautiverio. La institución, pionera en el rubro, forma parte integral de los programas de conservación e investigación de la fauna de la bahía, incluidas nutrias marinas y estrellas girasol.
Este texto es de la autoría de Marck Guttman, fotógrafo, escritor y partidario devoto del turismo sostenible. Dirige el blog Don Viajes y ha publicado más 800 historias en medios como Esquire y National Geographic Traveler. Las montañas son su lugar feliz y el pan dulce su primer amor.
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