El caracol gigante africano (Achatina achatina) podría ser la clave para salvar la Gran Barrera de Coral, amenazada desde hace 27 años por el calentamiento global y especies marinas que la destruyen. Antes considerados como una plaga, esta especie de moluscos de tamaño considerable podrían ayudar a garantizar el bienestar de los corales.
En 1981, la UNESCO proclamó a este arrecife como Patrimonio de la Humanidad, por lo que las autoridades de Australia han unido esfuerzos con la comunidad científica para detener este debilitamiento fatal.
Durante años, esta especie de caracol fue considerada como una plaga en el país, porque se reprodujeron masivamente. Llegó un punto, incluso, en el que la gente los conservaba como mascotas, a pesar de ser moluscos silvestres.
La Gran Barrera de Coral en Australia es el arrecife de coral más extenso y rico del mundo. Se extiende hasta más de 344 mil kilómetros cuadrados, es el hogar de cerca de mil 500 especies de peces, así como de 411 especies de corales duros. El hecho de que esté en peligro es alarmante, ya que muchos animales marinos dependen de ellos para sobrevivir.
En los últimos 30 años, como consecuencia de la explotación de los mares y el calentamiento global, este ecosistema australiano ha perdido el 50 % de sus corales. El alza en las temperaturas provoca que los microorganismos que mantienen los colores vibrantes en los corales mueran, dejando así que la relación de ayuda mutua se pierda también.
Uno de los problemas más graves a los que se enfrenta este ecosistema marino es el fenómeno de blanqueamiento masivo, que se ha enfatizado en los últimos cinco años. Además de esto, se tiene registro de que el arrecife alcanzó temperaturas récord a principios de 2020, lo cual debilitó a las especies de corales que habitan ahí.
Una especie de estrella de mar con espinas ha proliferado a raíz de la contaminación existente en la Gran Barrera de Coral en Australia. Conocidas como «estrellas de mar corona de espinas«, es una de las mayores amenazas al ecosistema, ya que se han convertido en una plaga.
Se estima que el 42 % del daño a los corales ha sido consecuencia de la proliferación de esta especie nociva. Los caracoles gigantes sienten una predilección particular por estas estrellas, que utilizan como alimento algunas veces por semana sin ser afectados por el veneno que tienen en las espinas.
Sin embargo, el consumo de los caracoles es reducido. Por lo cual, las autoridades australianas están buscando maneras de hacer que los caracoles se reproduzcan más rápidamente. De esta manera, podrán construir un arsenal de caracoles que hagan frente al enemigo más letal del arrecife.
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