El colibrí ala de sable solo había sido visto en dos ocasiones. Tuvo que pasar más de una década para que los investigadores escucharan su canto de nuevo.
Hace 12 años, el colibrí ala de sable de Santa Marta se posó en la red de niebla de una investigadora. Esa fue la última vez que fue visto. Desde entonces, en los últimos 12 años, se creyó extinto. Hasta ahora.
El colbrí verde esmeralda con garganta azul es una de las aves más buscadas del mundo, según la organización Birdlife International, al lado de el Codorniz del Himalaya y la Cometa Cubana. “Debemos encontrarlas antes de que se extingan”, afirma la institución.
El ala de sable fue descubierto en 1946. Sin embargo, la especie ha sido tan escurridiza para los investigadores y los aficionados de los avistamientos, que fue hasta 2010 cuando fue registrado con certeza a través de su canto y una fotografía en la Reserva El Dorado, los cuales se conservan públicos en el sitio de documentación eBird.
En julio de este año, el ave que se creía perdida en tierras salvajes finalmente reapareció y fue fotografiada posada en una rama cantando. La imagen fue capturada por Yurgen Vega, quien se encontraba estudiando las aves endémicas en los bosques de Sierra Nevada, en Santa Marta, en una zona desprotegida.
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«Es como ver un fantasma»
El observador, según narró, estaba a punto de retirarse del lugar, cuando vio el brillo de un macho de esta especie. El pájaro permaneció tranquilo durante mucho tiempo, lo que permitió que quedara su registro en fotografías y videos, y dejó a Vega escuchar su canto.
“Es tan increíble ver fotos y videos del ala de sable de Santa Marta”, dijo John Mittermeier, director de divulgación de especies amenazadas de American Bird Conservancy en un comunicado. “Es como ver un fantasma”.
Durante años, entusiastas llegaron hasta el hábitat de esta especie en busca de confirmar su existencia, escucharla cantar y capturar el momento. Esta ave es bastante grande para un colibrí, su plumaje verde esmeralda brilla, tiene pico negro curvo y el cuello azul.
Según Birdlife, esta ave es la más rara y la más amenazada de las 22 especies identificadas en esta Área de Aves Endémicas.
“Todavía podría estar presente dados los restos del hábitat, pero cualquier población sobreviviente seguramente será pequeña y disminuirá a medida que los bosques y especialmente la vegetación de páramo abierta sobre la línea de árboles continúe siendo destruida, fragmentada y degradada”, menciona la descripción de la organización.
El hábitat de esta especie actualmente está amenazada por la agricultura, al igual que unas 22 especies endémicas que se han avistado en esta región colombiana.
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