Con al menos 550,000 años de antigüedad, el Homo heidelbergensis prehistórico habitó Europa Central y ya usaba herramientas.
Hace 550 mil años, el clima en la actual Europa Central era hostil. A causa de los cambios vertiginosos que había en el entorno, los seres humanos primitivos tuvieron que adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Y rápido. Sólo pocos subsistieron. Entre ellos, estaba el Homo heidelbergensis.
Este primate prehistórico se considera la especie de humano prehistórico más antigua que se conoce. De hecho, se considera el último ancestro común entre los neandertales y los Homo sapiens. Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad de Varsovia halló restos de estos primates en una cueva de Polonia. Junto a los huesos, esto fue lo que encontraron.
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Los primeros humanos eran cazadores pequeños y robustos
El Homo heidelbergensis se caracterizó por adaptar su cuerpo a las severas heladas de Europa Central. Por ello, tenían cuerpos pequeños y robustos, que les permitían conservar el calor en su hábitat natural. A pesar de ello, se sabe que fueron los primeros humanos en cazar animales grandes de manera rutinaria.
Físicamente, explica la institución, se distinguían por sus frentes amplias y mandíbulas pronunciadas:
«Esta especie humana primitiva tenía un arco superciliar muy grande, una caja craneana más grande y una cara más plana que las especies humanas primitivas más antiguas», documenta el Smithsonian National Museum of Natural History.
Existe evidencia de que el Homo heidelbergensis podía controlar el fuego en chimeneas primitivas, hace aproximadamente 790 mil años. El tiempo y las condiciones climáticas degradaron gran parte de sus restos fósiles, por lo que ha sido difícil conocer más sobre su dieta, costumbres y desarrollo cultural.
Diseñadores de armas
Por ello, los científicos de la Universidad de Varsovia se sorprendieron al encontrar restos de esta especie en la mítica cueva Tunel Wielki de Polonia. Junto a los huesos, los investigadores encontraron herramientas con al menos 450 mil años de antigüedad.
Esto sugiere que el Homo heidelbergensis no sólo era capaz de diseñarlas desde cero y emplearlas, sino que transmitía ese conocimiento de generación en generación:
“[Con estos restos] podemos examinar los límites de las posibilidades de supervivencia del Homo heidelbergensis, y así observar cómo se adaptó a estas condiciones adversas”, explica a Science in Poland la arqueóloga Małgorzata Kot.
Los hallazgos en Tunel Wielki arrojan nueva luz sobre la capacidad creativa y de resolución de problemas de esta especie de humanos antiguos. A los investigadores les sorprendió, según reporta Science Alert, que los Homo heidelbergensis usaran las cuevas como refugio, porque no eran el mejor lugar para acampar.
Sin embargo, parece ser que las fogatas promovieron que estos lugares fríos y húmedos se convirtieran en hogares cómodos para ellos. A partir de los golpes en las herramientas, se sabe que fue una técnica compartida entre otras especies de humanos primitivos, hace más de medio millón de años.
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