La naturalista Sy Montgomery y Athena se conocieron en el Acuario de Nueva Inglaterra en Boston, cuando se levantó la pesada tapa del estanque que habitaba el pulpo de menos de un metro y medio. Athena era un cefalópodo adulto que, como la mayoría de su especie, puede cambiar de color y forma, babear veneno, escupir tinta y lanzar agua a través de un sifón.
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Sy Montgomery se ha sumergido en el fascinante mundo de los pulpos durante años. En 2018, la periodista y naturalista publicó El alma de los pulpos, donde contó su amistad con cuatro de ellos. Este 2024, continuará desentrañando el mundo fascinante de estos animales con Secretos del Pulpo. Un extracto de su nuevo libro fue publicado en National Geographic.
La autora narra su encuentro con Athena, quien cambió de color marrón moteado a un rojo brillante cuando la vio asomarse a su estanque. El pulpo con sus brillantes ojos plateados buscó los suyos mientras sus ocho brazos subían a la superficie para encontrarse con su visitante.
«Sumergí mis manos y brazos en la adormecedora agua salada a 47 °F (8 °C) y dejé que ella envolviera mi piel con sus suaves, inquisitivas y blancas ventosas. Ella me estaba saboreando y sintiendo al mismo tiempo», escribió Montgomery. «Ella me estaba saboreando y sintiendo al mismo tiempo».
Los pulpos pueden saborear con su piel a través de las ventosas y era justo lo que Athenea hizo ese día con su nueva amiga. Además, ella permitió que la naturalista tocara su cabeza, algo que nunca antes había hecho, también la dejó ver varios cambios de color hasta alcanzar el blanco. «El color, según supe más tarde, de un pulpo que se siente tranquilo».
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Montgomery describe a Athena como un pulpo gigante del Pacífico (Enteroctopus dofleini), capaz de deslizarse a través de una abertura del tamaño de una naranja. Donde uno esperaría encontrar la cabeza sobre el cuerpo, ella llevaba los órganos vitales de respiración, digestión y reproducción en una parte llamada manto. Su cabeza realmente se situaba donde algunos esperarían encontrar un torso, con su boca ubicada en la axila.
Los de su especie pueden llegar a vivir de tres a cinco años y levantar hasta 15 kilos con una sola de sus ventosas, y tienen en total 1,600 de estas. «Un pulpo de su tamaño puede, según algunos cálculos, resistir un tirón 100 veces su propio peso (…) Su tirón fue insistente pero suave. No me preocupaba que quisiera comerme», menciona la autora.
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