Los polluelos de cóndor de California nacieron únicamente de un óvulo que se reprodujo asexualmente y por lo tanto, son huérfanos de padre.
Un análisis de rutina para identificar el parentesco genético entre cóndores de California jóvenes y otros individuos más viejos en el San Diego Zoo Wildlife Alliance reveló un descubrimiento mayor: las hembras de la especie pueden reproducirse asexualmente, aún cuando existen machos a su alrededor.
Después de identificar la relación genética entre dos crías de cóndor con sus respectivas madres, el equipo fue incapaz de hallar relación genética alguna con un macho.
Tras repetir la prueba en busca de errores metodológicos, el resultado fue el mismo: los polluelos eran huérfanos de padre y por lo tanto, ambos nacieron a partir de la partenogénesis, una forma de reproducción asexual donde el óvulo sin fecundar duplica su material genético para dar lugar a un organismo viable.
Aunque en el pasado se habían documentado algunos casos en los que gallinas y pavos se reproducían asexualmente de forma esporádica ante la ausencia de machos, se trata del primer caso registrado en cualquier especie de cóndor y según un comunicado del Zoo, el primero en ocurrir aún cuando existían machos disponibles para reproducirse confirmado a través de pruebas moleculares.
Antes de su reproducción asexual, las hembras de cóndor se habían reproducido sexualmente: mientras una tuvo 11 polluelos, la otra tuvo 23 crías más a lo largo de su vida.
El hallazgo publicado en el Journal of Heredity ocurrió en una de las poblaciones de aves mejor estudiadas de todo el mundo bajo vigilancia permanente. En la década de los 80, el cóndor de California estuvo a un tris de la extinción debido a la pérdida de su hábitat, los envenenamientos y la caza furtiva.
«Desde hace 30 años, los conservacionistas han realizado una investigación genética y genómica extensa, utilizando muestras de sangre, membranas de cáscara de huevo, tejidos y plumas para recopilar datos hereditarios de 911 individuos”, explica el Zoológico de San Diego. Gracias a esto, fue posible cruzar registros genéticos históricos que permitieron confirmar el resultado sin lugar a dudas.
Para 1987, la población de cóndor de California se limitaba a únicamente 22 individuos en estado silvestre; sin embargo, un ambicioso plan de conservación desplegado por los zoológicos de San Diego y Los Ángeles permitió capturar a los 22 individuos restantes para reproducirse en cautiverio.
Los dos machos partenotes (es decir, resultado de la partenogénesis) murieron de forma prematura y por obvias razones nunca fueron analizados por los investigadores. Mientras uno apenas alcanzó los dos años de vida y murió en 2003, el otro vivió durante ocho años, pero sus cuidadores determinaron que no resultaba apto para vivir en libertad debido a su pequeño tamaño comparado con otras aves de la misma edad y una desviación de columna, que le costó la vida en 2017.
Como el hallazgo ocurrió en dos hembras distintas, el equipo cree que es posible encontrar más casos de reproducción asexual en la población de cóndor de California. De ahí que sean necesarios más estudios con el objetivo de identificar las implicaciones demográficas que la partenogénesis conlleva en la especie, entre ellas la falta de variabilidad genética y la muerte prematura.
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