A pesar de las similitudes morfológicas, la llama y la alpaca tienen diferencias importantes en su temperamento, dimensiones y pelaje
Las diferentes regiones de la Tierra se distinguen no solo por sus características geográficas, sino también por la flora y fauna que habita en ellas. Muchas veces, éstas son endémicas, y su estudio ayuda a comprender mejor las zonas de donde provienen. En este marco, América del Sur es hogar de la llama y la alpaca, dos animales que guardan varias semejanzas.
No es casualidad que ambas especies sean confundidas con frecuencia. Biológicamente, están emparentadas, pues pertenecen a los camélidos: una familia de mamíferos cuyo más reconocido exponente es el camello. En consecuencia, entre una llama y una alpaca existen similitudes morfológicas, pero también diferencias. Esto es lo que sabemos sobre cómo distinguirlas.
Diferencias entre los principales camélidos de Sudamérica
La llama (Lama glama) y la alpaca (Vicugna pacos) son herbívoros que han sido domesticados desde hace miles de años. Viven en América del Sur y forman parte importante de las culturas locales porque desde la antigüedad tenían un lugar en el quehacer cotidiano. La primera habita en toda la región andina; la segunda se distribuye sobre todo en Perú. Sin embargo, se encuentra, en estado silvestre, en países como Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina.
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La primera diferencia entre estos mamíferos sudamericanos es el tamaño. La llama es más grande que la alpaca. De hecho, se considera el mayor camélido de la región en cuanto a dimensiones, dado que puede alcanzar 1.8 metros y hasta 170 kilogramos como media. La alpaca, en cambio, oscila de 1.2 a 1.5 metros, mientras que su peso va 48 a 84 kilogramos.
Las orejas de las llamas son más largas y se dice que tienen forma de “plátano”. Además, el pelaje de esta especie es delgado y menos uniforme. La lana de este animal es valorada en la elaboración de indumentaria local, ideal para las bajas temperaturas.
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Contrario a la llama, la alpaca cuenta con orejas cortas y puntiagudas. Su pelaje es más grueso y resistente, por lo que se suele usar con frecuencia en la industria textil. Y, conforme a las proporciones de estos animales, la cabeza de la alpaca es más pequeña.
Otro factor importante, y que se relaciona con la domesticación de estos animales, es el hecho de que la llama es más fuerte. Es reconocida por poder cargar hasta una cuarta parte de su peso. Ya desde el tiempo de los incas, estos mamíferos eran utilizados para transportar mercancías a lo largo y ancho del imperio.
Sobre el temperamento, la llama tiende a ser más reaccionaria que la alpaca, según explica La República. El camélido más grande de Sudamérica es conocido por escupir cuando se siente frente a una amenaza. Las hembras, incluso, llevan esta conducta hacia el rechazo por algún macho. Las alpacas también pueden usar este sistema de defensa, sin embargo, es mucho menos frecuente en ellas.
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