Dos tipos de babosas marinas son capaces de autodecapitarse y regenerar la totalidad de sus cuerpos desde cero. Así funciona el proceso.
Uno de los mecanismos de defensa más extremos que se ha desarrollado en el reino animal es el de la regeneración. Aunque puede parecer una cualidad fuera de lo común, es una característica bastante extendida que propulsa las posibilidades de supervivencia de las especies. Las babosas marinas lo llevan al límite y dos especies tienen la capacidad de autodecapitarse y volver a crear su cuerpo desde cero. Así funciona.
Constructoras de su propio cuerpo
Existen dos especies específicas de babosas marinas que se autodecapitan para regenerar su organismo completo. Si bien es una característica común entre estos animales que puedan volver a crear sus propios órganos, la particularidad con las sacoglossa es que no sólo logran recrear sus órganos internos, sino construir su propio cuerpo desde cero.
Estos animales marinos son capaces de decapitarse a sí mismos para volver a crecer un cuerpo completamente nuevo. Ni siquiera se trata de una cuestión reproductiva. El cuerpo desechado deja de funcionar, mientras que la cabeza permanece con vida para que el resto de órganos vuelvan a crearse.
Aunque este comportamiento ya se ha observado y analizado, todavía no se sabe con certeza por qué lo hacen. Sayaka Mitoh y Yoichi Yusa, de la Universidad de Mujeres de Nara en Japón, creen tener la respuesta.
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Una manera de desparasitarse
De acuerdo con los biólogos a cargo de Mitoh y Yusa, esta capacidad es una manera de desparasitarse. Es una realidad que las babosas padecen de problemas reproductivos cuando ciertos organismos se aprovechan de sus cuerpos. Es posible que, para desprenderse de estos organismos invasores, evocativamente hayan tomado el camino de la auto-decapitación.
Si ésta fuera la explicación, podría tratarse uno de los métodos más dramáticos que se han observado en el reino animal para combatir a los organismos externos. Asombrada ante el descubrimiento, Mitoh señaló lo siguiente:
«Nos sorprendió ver que la cabeza se movía justo después de la autotomía. Pensamos que moriría pronto sin un corazón y otros órganos importantes, pero nos sorprendió nuevamente descubrir que regeneraba todo el cuerpo».
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Una vez que se separan de la cabeza, los cuerpos eventualmente dejan de funcionar y se descomponen. De acuerdo con sus observaciones, las babosas marinas más viejas no tienen la misma capacidad de regenerarse que las más jóvenes. A pesar de que los estudios han arrojado resultados interesantes, la investigación de Mitoh y Yusa apenas abre camino en un campo que no se ha estudiado a fondo.
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